Para acabar el verano de relax y volver a la rutina bien descansados, vamos a darle la vuelta a esta ensalada clásica italiana y a aderezarla con un poco de Zombie OG para ayudarnos a asimilar este reinicio postvacacional.
Elaboración
Para cannabizar esta ensalada caprese tan singular he elegido la no menos original Zombie OG, de Ripper Seeds. Es una edición especial paralela a su Zombie Kush que regalamos en septiembre del 2016. Produce una gran cantidad de flores y resina, perfectas para tus extracciones. Una índica auténtica con efectos antiestrés, ideal para tomarse las cosas con calma. Además, es muy recomendable para los espasmos musculares y los dolores agudos. Su paleta de aromas y sabores es bastante amplia: incluye la tierra, el picante y el dulce.
Con ella vamos a hacer un estupendo AOVE cannábico con el que después elaboraremos el pesto. Para ello, y como ya hemos explicado otras veces, haremos una extracción en frío. Meteremos los cogollos o restos de manicura en un bote hermético hasta que esté lleno y los cubriremos con AOVE por completo. Lo cerraremos bien y lo guardaremos en un lugar alejado de la luz y el calor durante un mes o mes y medio, moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Después, pasaremos el contenido por un colador de tela y obtendremos nuestro preciado oro verde líquido listo para su consumo.
Este psicotrópico aceite nos va servir para cannabizar el pesto de rúcula y avellanas. Para elaborarlo, trituraremos el parmesano, la albahaca, la rúcula, el AOVE, el ajo, las avellanas, el AOVE de Zombie OG y la sal marina. Podemos hacerlo con una batidora de brazo, de vaso o un robot de cocina, lo que prefiráis o tengáis más a mano. Pero debe quedar bien triturando.
Una vez que tengamos el pesto, lo reservamos y nos ponemos con los tomates. Comenzamos lavándolos bien y quitándoles el pedúnculo con delicadeza para poder utilizarlo después en la decoración. Una vez limpio, lo cortaremos en rodajas de un centímetro de grosor lo más iguales posible. A la última rodaja que cortemos, le quitaremos el extremo final del tomate para tener una rodaja plana que después nos sirva de base estable, para que cuando invirtamos la ensalada no se nos vuelque. Una vez cortadas, pasaremos las rodajas un poco por una sartén o una plancha para marcarlas y así ayudar a potenciar su sabor.
A continuación, podemos cortar la mozzarella en rodajas un poco más finas que las de tomate. Precalentamos el horno a 200º. Para el montaje, necesitaremos una bandeja con papel de horno y unos palillos para atravesar la caprese de arriba abajo y darle cierta estabilidad. En el montaje iremos intercalando una rodaja encima de otra de tomate y mozzarella con un poco de sal entre ellas. Cuando tengamos el tomate completo le pinchamos un par de palillos antivuelco, lo rociamos con un chorrito de AOVE y lo metemos en el horno. Es importante que esté bien caliente para que se dore un poco por fuera pero no se cocine del todo por dentro. Pasados 5 o 10 min, depende de la potencia del horno, lo sacamos y lo emplatamos con un poco de rúcula al lado y el cannapesto por encima. Para terminar con elegancia, lo coronamos con el pedúnculo para que parezca que el tomate está entero. Y ya te puedes poner vacilón con este tomatón, y olvidarte por un rato de la vuelta al cole.