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Verde que te quiero verde

Albóndigas marineras en cannasalsa verde

Este mes os traemos unas albóndigas poco habituales, una mezcla entre mar y huerta. El potente aliño psicotrópico lo pone el banco Buddha Seeds, que en mayo del año pasado nos regaló la variedad auto Critical, una magnífica híbrida de predominancia índica cuya psicoactividad levanta el ánimo y combate el estrés, la ansiedad y el insomnio de una manera arrolladora. Su sabor, que nos recuerda a sus orígenes de Skunk, quedará estupendo con esta deliciosa salsa verde.

Ingredientes para cuatro personas

Albóndigas

  • 600 g de pescado blanco sin piel ni espinas 

  • 150 g de sofrito con zanahoria* 

  • 1 huevo fresco 

  • Un poco de pan rallado 

  • Perejil picado 

  • Sal y pimienta al gusto 

  • Un poco de harina y aceite para freírlas

*Para el sofrito de zanahoria 

  • 200 g de cebolla

  • 100 g de zanahoria

  • 1 diente de ajo

  • 4 cs de aceite y un poco de sal

Para la salsa verde 

  • 2 dientes de ajo

  • 4 cs de AOVE cannábico para el majado

  • 1/2 cebolla 

  • 4 cs de aceite de oliva para sofreír 

  • 10 g de harina de trigo 

  • 100 ml de caldo de pescado 

  • 50 ml de vino blanco 

  • 1 buen puñado de perejil fresco 

  • 75 gr de guisantes o espárragos o habas 

  • Sal y pimienta al gusto

Podríamos pensar: muchos ingredientes y tres elaboraciones. Pero no nos dejemos engañar, en realidad se preparan en un ratillo y aseguramos que su sabor y textura merecen muy mucho la pena. Lo primero, como siempre, será preparar el aceite cannábico para el majado, con el que daremos el toque final a la salsa verde.

Para ello, tendremos que llenar un bote hermético de cogollos o restos de manicura, dependiendo de la potencia deseada, y añadir el AOVE hasta cubrirlo por completo. Lo cerramos y lo dejamos macerar de mes a mes y medio, moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Pasado este tiempo, lo filtramos con la ayuda de un colador de tela y ya estará preparado.

La siguiente elaboración debería ser el sofrito de zanahoria. Lo único que tenemos que hacer es pelar y cortar el ajo, la cebolla y la zanahoria lo más pequeño posible, o en brunoise, como se dice en cocina profesional. Si no somos diestros en el corte a cuchillo, siempre podemos recurrir a una picadora eléctrica. Cuando lo tengáis todo cortado, ponemos una sartén al fuego con el aceite y el ajo picado. En cuanto el ajo empiece a dorar, le añadimos la cebolla, la zanahoria y una pizca de sal. Tapamos y bajamos el fuego al mínimo. Dejamos que se sofría bien, removiendo de vez en cuando, y retiramos del fuego reservándolo cuando el sofrito esté doradito.

Albóndigas marineras en cannasalsa verde

A continuación, nos ponemos con las albóndigas. El pescado lo dejo a vuestra elección; en esta ocasión hemos utilizado rosada, pero podemos usar rape, merluza, dorada, corvina o cualquier pescado blanco que nos guste o tengamos a mano. Para hacer las albóndigas, habrá que picarlo muy bien manualmente a cuchillo o con la misma picadora del sofrito junto al perejil, como queramos o podamos. Una vez picado, le añadimos sal y pimienta, el huevo, el pan rallado y el sofrito de zanahoria, y mezclamos bien hasta obtener una masa homogénea. A continuación, hacemos las albóndigas del mismo tamaño o lo más parecidas posibles entre sí. Las enharinamos y las freímos en una sartén con aceite o una freidora. Las escurrimos bien y las ponemos en un plato con papel de cocina para que absorba el posible exceso de aceite. Reservamos y nos ponemos con la salsa.

Para esta última elaboración, empezamos pelando y cortando el ajo y la cebolla también en brunoise. Vertemos aceite en una cazuela y sofreímos las dos cosas juntas con un poquito de sal, a fuego lento y con una tapadera puesta. Cuando la cebolla esté transparente, añadimos un poquito de harina y la rehogamos dos o tres minutos. A continuación, vertemos el vino blanco y dejamos que el alcohol se evapore, momento en el cual incorporamos el caldo de pescado y los guisantes, en este caso. Dejamos que hiervan un poco, siempre a fuego lento y con tapadera y, por último, sumergimos las albóndigas fritas en el caldo y le damos nuestro toque mágico con un majado de ajo, aceite cannábico y mucho perejil. Dos minutos más de cocción y retiramos del fuego rápidamente, para que las albóndigas no se rompan.

Pues bien, ya lo tenemos. Como vemos, no es tan difícil, y al probarlas seguro que querremos repetir la receta más de una vez, aunque sea sin THC. Seguro que disfrutaremos tanto de su degustación como de su digestión. ¡Hasta la próxima!

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #327

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