Para los amantes del háztelo tú mismo y del viaje sin desplazamiento no hay nada mejor con estos calores que fabricarse su propio cannahelado. Pero, ¡cuidado!, amigos, este va a estar tan bueno que tendremos que tomar precauciones con la cantidad que engullamos si no queremos viajar demasiado lejos.
Elaboración
Para este rico helado he seleccionado la variedad Crystal Candy, de Sweet Seeds. Sus sutiles aromas dulces y afrutados se van a unir al exquisito sabor del caramelo para hacernos disfrutar y llevarnos hasta esa tienda de chucherías que visitábamos cuando éramos niños. Es un perfecto híbrido de índica y sativa (60/40), que produce numerosos cristales de resina muy aromáticos y unos tricomas muy largos y con una gran cabeza. Son plantas muy vigorosas y productivas. Para integrarla en la receta le vamos a extraer sus encantos con 50 gramos de nata, por eso la que utilicemos debe tener un 35% de materia grasa, ya que, como sabréis, el THC es liposoluble. Para ello tenemos que infusionar la nata con la marihuana en un bol al baño maría para evitar que hierva. Recordad que no podemos someterla a temperaturas superiores a 60 o 70 grados centígrados si no queremos perder las sustancias psicoactivas que posee. La mantendremos a esa temperatura unos 20 minutos, para después pasarla por un colador de tela y dejarla reposar tapada unos 5 minutos más.
Esta receta de helado nos permite elaborarlo fácilmente en casa sin ningún tipo de aditivo, y además obtener un helado cremoso y sin cristalizar, gracias al caramelo y al porcentaje de grasa, que impide que se formen esos incómodos cristales de hielo tan desagradables.
Una vez hecha la nata cannábica, prepararemos el caramelo. Para ello ponemos el azúcar y el chorrito de agua en un cazo a fuego lento para que vaya caramelizando poco a poco. Mientras, podemos ir separando las yemas de las claras de los huevos y reservándolas. Por otro lado, mezclamos la leche y los 250 gramos de nata, guardando para el final la nata cannábica.
Ponemos entonces a calentar la leche y nata para poder agregárselas al caramelo y que no haya mucha diferencia de temperatura entre ambos. Debéis saber que el caramelo puede alcanzar temperaturas superiores a 200 grados, y si le añadimos la mezcla de leche y nata sin calentar, podemos liar una buena, ya que las pondría a hervir inmediatamente y creo que todos sabéis qué pasa cuando la leche o la nata rompe a hervir. Aun calentándolas, debéis tener cuidado en este paso y hacerlo poco a poco.
El caramelo es la clave de la receta. Debe estar bien dorado pero sin que se queme, para que no amargue. Cuando lo tengamos en ese punto lo retiramos del fuego y le añadimos la leche y la nata precalentadas sin dejar de remover. Con esta mezcla obtendremos lo que se denomina “tofe”.
Cogemos el tofe y lo vertemos en un bol que podamos poner al baño maría, es decir, sobre una ollita o cazo con un poco de agua, que pondremos a fuego lento. Colocamos el bol con el tofe encima y añadimos las yemas removiendo constantemente hasta que espese, sin dejar nunca que hierva. Si lo hiciera, las yemas se cuajarían y se nos cortaría el helado.
Cuando haya espesado lo retiramos y añadimos la nata cannábica. Lo mezclamos todo bien añadiendo la pizca de sal y lo enfriamos. Una vez frío, ya lo podemos congelar un mínimo de 8 horas. Y ya está. Antes de consumirlo habrá que sacarlo del congelador unos 10 minutos. ¡A disfrutarlo!..., con precaución.