Para acabar el año de una forma diferente vamos a fabricarnos nuestro propio y psicodélico turrón. Será un buen remedio para conseguir sobrellevar esas aburridas y largas reuniones familiares tan abundantes en estas fechas de consumismo e hipocresía. Nos deleitaremos con sus exquisitos sabores, que nos llevarán a relajarnos y extenuarnos de placer.
Elaboración
Para este delicioso chocoturrón he seleccionado la premiada variedad Marmalate, de Delicious Seeds. Esta cepa ha heredado los mejores rasgos que han hecho famosas a sus progenitoras, Critical Mass y Lavender. Son plantas robustas, fáciles de cultivar y de dominancia y aspecto índicos. Nos van a dar una buena producción, con unos resinosos y densos cogollos repletos de aromáticos tricomas. Posee un dulce e intenso sabor que nos recuerda a golosinas, uvas o arándanos, y su efecto primero estimula tu cerebro con un subidón considerable gracias a su 21% de THC, para sumergirte después en una placentera relajación física. Para incorporar esta maravilla a la receta vamos a elaborar una cannábica manteca de cerdo ibérico.
El procedimiento de extracción es el mismo que con la mantequilla de vaca, ya que son grasas parecidas. Este proceso habrá que realizarlo el día antes. La proporción de hierba respecto al peso de la manteca para esta elaboración será de un 10% si son cogollos o de un 20% si son hojas. Comenzaremos poniendo una olla con agua a calentar. La cantidad de agua debe ser al menos el doble que la de manteca. Al hervir el agua, añadimos la manteca para que se disuelva y bajamos al mínimo. Cuando esté completamente disuelta llega el momento de añadir la marihuana y dejar hervir a fuego lento durante unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando. Pasado este tiempo, la grasa ya habrá absorbido todos los cannabinoides y la podemos retirar del fuego. La colaremos con un colador de tela y la dejaremos reposar hasta que se atempere. Una vez fría, la meteremos en la nevera un mínimo de 12 horas para que la grasa se separe y se solidifique por completo y podamos cogerla fácilmente. La escurrimos bien y ya podemos usarla en cualquier receta. Si nos sobra, deberemos guardarla en la nevera y consumirla en no mucho tiempo porque tiende a ponerse rancia rápidamente.
Una vez que tenemos la manteca lista, ¡vamos al turrón! Empezamos poniendo en un bol las dos tabletas de chocolate y la manteca ibericocannábica para que se derritan. Podemos hacerlo de manera tradicional al baño maría o a la manera moderna al microondas, en modo descongelación de dos minutos hasta que esté completamente derretido. Llamadme viejuno, pero yo prefiero el baño maría, aunque tarda más se controla mejor y corres menos riesgos. Mientras se derrite podemos cortar levemente las avellanas tostadas en trozos grandes y tostar un poco los cañamones en una sartén a fuego lento, con cuidado de no quemarlos para que no amarguen. Los motivos por los que le añado semillas de cáñamo son obvios: además de ofrecernos un rico aroma tostado, nos darán aportes nutricionales muy interesantes, ya que contienen muy buenas cantidades de ácidos grasos esenciales, fibra, vitaminas y minerales.
Cuando los chocolates y la manteca estén completamente derretidos le incorporamos los arándanos, las avellanas y los cañamones. Mezclamos bien hasta que tengamos una pasta homogénea. Si queremos darle un toque original, podemos atrevernos a añadirle un poco de curri para los que les gusten los sabores exóticos o guindilla picada para los amantes del picante. Yo voy a hacerlo clásico esta vez. Una vez que tenemos los ingredientes bien mezclados, solo nos queda colocarlo en un molde para enfriarlo y que tome cuerpo y textura. La elección del molde es vuestra, según la forma que os apetezca darle. Lo que sí os aconsejo es que sea de silicona para que os facilite el desmoldado. Si no es así, deberéis ponerle papel film o de horno entre el molde y el turrón, para que cuando lo saquéis no se os quede pegado.
Una vez colocado en el molde, para embellecerlo un poco podemos ponerle por encima algunas avellanas, arándanos y cañamones colocados de la forma que os guste. Y ya entonces lo metemos en la nevera y esperamos entre tres y cuatro horas para poder disfrutarlo como se merece. ¡Feliz viaje y hasta el año que viene!