Con sus setenta años sigue viviendo a su manera, dejándose llevar por aquello que le gusta y la hace disfrutar: “No hago cosas que sean duras para mí. Hay que hacer aquello que te gusta, porque eso te hará sentir bien. Lo que te hace disfrutar es lo más importante que puedes hacer en la vida. También es lo único que serás capaz de hacer realmente bien. Si no disfruto con algo, no lo hago. Si siento que es duro, pienso que no estoy en el sitio ni en el momento adecuados”. Esta conversación tuvo lugar durante la pasada edición de la feria Cannafest en Praga, en la que Michka fue homenajeada con una variedad creada en su honor por el banco de semillas Sensi Seeds.
La mujer de la eterna sonrisa
Sentarse un rato a hablar con Michka es como disfrutar de una tranquila tarde de té y confidencias con una persona sabia. La paz te invade cuando sus ojos azules te escrutan y atentos te demandan más preguntas. Escritora y editora al frente de Mama Editions, fue colaboradora de esta revista en sus comienzos: durante varios años, desde su sección Tía Michka nos tuvo al tanto de la situación del cannabis en Francia y de sus incursiones en Europa.
El mundo del cannabis es mayoritariamente masculino. Hay quien dice que de cada diez consumidores solo tres son mujeres. Sabemos que en los últimos años esto está cambiando y cada vez hay más mujeres llamadas a tener un papel protagonista en el sector. ¿Cómo ha sido ser mujer todos estos años en el mundo cannábico?
Ha sido muy agradable. Una de las cualidades masculinas que más me gusta y que ha sido una buena influencia para mí es el sentido del humor; yo soy demasiado seria, y con ellos se puede jugar y reír. En mi vida he hecho un tipo de cosas que se relacionan más con los hombres que con las mujeres, y que les suelen llamar más la atención a ellos. Así que he tenido mucho tiempo para conversar con los hombres, acerca de la marihuana o de otros temas. Construí un barco de vela en el cual incluso viví y con el que navegué desde la costa del Pacífico de Canadá, cerca de Alaska, hasta Francia a través de Panamá. Tengo una conexión muy fuerte con la Columbia Británica (Canadá), donde emigré en 1970 y tuve relación con la contracultura norteamericana. Eso ha influido mucho en quien soy yo. Me sentía un poco el puente entre esa cultura y la francesa. Tuve mi primer hijo a los treinta-y-cinco, y hasta esa edad estuve muy en contacto con hombres y también con algunas mujeres. A partir de ser madre, las cosas fueron un poco distintas. He tenido hijos, no hijas, no creo que eso haya sido una coincidencia.
“Considero que el libre acceso a las plantas
es un derecho de nacimiento de todas las criaturas vivientes. Pienso que las plantas son una cosa
y las sustancias de tipo sintético otra distinta. Pero todas las drogas son más peligrosas cuando están prohibidas”
¿Crees que el sector cannábico es más machista que otros?
Es más masculino, y es posible que sea un poco machista también. Creo que eso tiene que ver con el hecho de que durante mucho tiempo este sector estuvo en la clandestinidad y fueron los hombres los que se relacionaron con esa parte más oculta de la sociedad. Las mujeres tienen un papel importante en mantener la continuidad de la sociedad, y por eso no son tan numerosas en la clandestinidad. Necesitan estabilidad para criar a sus niños. Respecto a tu pregunta, todo depende de lo que uno entiende por machista. Ciertamente, puedes ver a más chicas con los pechos al aire en las ferias cannábicas que en otro tipo de ferias. Si eso cuenta como machismo, no lo sé. En los años ochenta algunas mujeres holandesas organizaron una manifestación cuando se empezó a separar las plantas hembra de los machos según el método de cultivo de la sinsemilla. Ellas protestaban por solidaridad con las hembras a las que se les privaba de los machos. Puede parecer un chiste, pero la idea es interesante.
¿Qué crees que nos puede enseñar la planta del cannabis a las mujeres?
Existen receptores de THC en todo nuestro cuerpo, incluso en el útero. Hasta los años cincuenta del siglo xx se utilizaba la marihuana para ayudar en el proceso del parto y en la menstruación. A finales del xix, la reina Victoria de Inglaterra usó tintura de cannabis por prescripción médica para paliar los dolores de la regla. Al ser una planta hembra, creo que tiene una conexión con las mujeres de un modo muy básico.
¿Qué te ha enseñado a ti en todos estos años?
Eso es difícil de contar porque no puedo hacer un control experimental de lo que soy con o sin la marihuana, no sé cómo sería si no hubiera fumado. De lo que tengo el convencimiento desde hace muchos años es de que esta planta es una aliada, y creo que existe un espíritu del cannabis con el que trabajamos codo con codo, a un nivel muy sutil. Ella me ha enseñado a estimular la imaginación y a poder encontrar solución creativa a los problemas. También ha sido una muy buena amiga para escribir. He hecho lo que ha estado en mis manos para ayudar a esta planta a través de la escritura, y ella me ayuda a mí en muchos aspectos. Me siento muy orgullosa de que esta alianza se me haya devuelto con una variedad dedicada a mí y que me encanta.
¿Cuándo y cómo fue tu primer porro?
Fue en 1972 cerca de Vancouver. Yo acababa de llegar de Francia llena de falsas ideas acerca de las drogas y con dificultades para dejarme llevar. La primera vez no sentí nada porque tenía miedo. No era capaz de soltarme, pero lo intenté hasta que lo conseguí y funcionó. Las personas más jóvenes y las nacidas en la época actual conocen la sustancia, han convivido con ella y saben cosas acerca de ella. No era así en esa época. Era un salto a lo desconocido. Es algo que cuesta imaginar ahora.
¿Sigues consumiendo?
No fumo todos los días, y consumo maría pura sin añadir tabaco. Un porro entero es demasiado para mí. Me gusta usar una pequeña pipa old style, en la cual pongo un poco de hierba, le doy dos caladas bien hondas y eso es suficiente para darme el high que busco.
¿Usas la maría para cuidar de tu salud, para buscar inspiración?
Cuando tengo ganas de fumar, lo hago. Con los años he aprendido a seguir más mis instintos acerca de escoger el momento adecuado para fumar. Ahora no me impongo reglas, pero procuro estar en contacto con mi intuición para sentir si es un momento benéfico para consumir. Y antes de prender me gusta pensar en mi intención.
“Esta planta es una aliada. Ella me ha enseñado a estimular la imaginación y a poder encontrar solución creativa a los problemas. He hecho lo que ha estado en mi mano para ayudar a esta planta a través de la escritura, y ella me ayuda a mí en muchos aspectos”
¿Qué es para ti la salud?
La definición de la salud que da la OMS es un estado de bienestar mental y físico. Entonces, al preguntarme si uso la marihuana para cuidar mi salud se podría decir que no, porque no la uso para ninguna enfermedad en particular. Pero se podría decir que sí la uso para cuidar mi salud, porque desempeña un papel en mi bienestar global. La salud es la conjunción de muchos factores.
Francia es uno de los países de Europa más restrictivos con el cannabis y tú has sido una de las militantes más entregada a la causa: escritora y editora sobre el tema, ¿qué obstáculos y problemas has tenido a causa de tu lucha?
He tenido algunos encuentros con la policía en los que tuve que contestar a sus preguntas… Al final, fueron siempre experiencias interesantes que me enseñaron una buena lección: si quieres que una conversación con alguien se vaya apaciguando en lugar de volverte cada vez más airada, tienes que escuchar lo que la persona tiene que decirte, esperar dos segundos en silencio y luego solo responder. La conversación se vuelve cada vez más calmada. Eso es algo que a veces aplico a mi vida diaria. Una cosa que viví como resultado de mis incursiones literarias sobre el cannabis fue el toparme, allá por 1995, con un hombre llamado Gabriel Nahas, doctor y científico, un auténtico cruzado anticannabis que tergiversaba la ciencia con el propósito de demonizar la marihuana. Yo había hablado sobre él en el libro que escribí con Hugo Verlomme acerca de la maría en 1978, Le Dossier vert d’une drogue douce, que fue publicado por Robert Laffont, una gran editorial francesa. Cuando en 1995 me di cuenta de que ese científico seguía haciendo lo mismo veinte años más tarde, sentí que debía hacerlo saber. Normalmente soy muy pacífica, pero en esa ocasión fui un poco más incisiva que de costumbre. Este tipo, además de desinformar, era el consejero en materia de leyes sobre drogas de Jacques Chirac (entonces alcalde de París), y tenía a la academia francesa de medicina convencida con sus teorías. Era un hombre influyente y era importante que se supiera la verdad acerca de él y de lo que estaba haciendo. Entonces escribí para denunciar sus distorsiones de la ciencia, y él inicio un proceso judicial contra mi persona. Cuando estaba en los tribunales me puse en contacto con científicos –casi ninguno de ellos era francés– para que testificaran en el proceso y se atrevieran a decir de viva voz lo que se sabía en los círculos científicos sobre este hombre. Esto requirió mucho trabajo y mucha organización, pero resultó útil para la causa cannábica. Varios periódicos, tanto franceses como de otros países, se hicieron eco de la noticia. Fue agotador pero efectivo. Finalmente, el juicio se resolvió con que yo tenía que pagar una multa de un franco, una pena simbólica, en realidad lo más cerca de la victoria que se podía esperar.
Ahora que la regulación está cerca, si de ti dependiese, ¿cómo lo harías?, ¿cuál sería para ti la regulación ideal?
No tendría que existir una regulación, de la misma manera que no existen leyes acerca del acceso a los tomates. Todo el mundo puede comprarlos, comerlos, venderlos y hacer lo que quiera con ellos. Desearía que ocurriera lo mismo con todas las plantas. Considero que el libre acceso a las plantas es un derecho de nacimiento de todas las criaturas vivientes. Qué hacer en la práctica es difícil de decir. Será diferente en cada país.
Y respecto al resto de las drogas hoy ilegales, ¿qué crees que se debería hacer?
Considero que las plantas son una cosa y las sustancias de tipo sintético otra distinta. Pero todas las drogas son más peligrosas cuando están prohibidas. Quizá mis palabras sonarán algo anticuadas, pero pienso que el camino que está recorriendo el cannabis con los extractos es parecido a lo que sucede con la coca cuando se obtiene la cocaína. Opino que cuanto más cerca te mantengas de la planta al natural, más seguro vas a estar.
¿Crees que la búsqueda del extracto cada vez más potente nos aleja del objetivo que la naturaleza quiere enseñarnos con las plantas?
En una planta existen una multitud de sustancias que interactúan, y opino que es bueno mantener esa interacción.
En los últimos veinte años alrededor del cannabis ha crecido una gran industria, ¿crees que en aras del negocio se está perdiendo algo de aquel espíritu de generosidad amistosa de los sesenta, de aquel compartir con cualquiera el porro?
Por supuesto que algo se está perdiendo, pero es el precio que la maría debe pagar por estar integrada en la sociedad. Haberse convertido en una parte normal de la sociedad hace que siga las mismas reglas que cualquier otro producto, con su merchandising, marcas, ferias, etc. Cuando empecé a consumir cannabis en 1972, todavía era parte del movimiento hippie. Realmente se creía que la maría iba a cambiar el mundo. En lugar de una sociedad basada en la competitividad, se iba a construir una basada en la cooperación, en el “haz el amor y no la guerra”. Durante muchos años yo tenía la creencia de que la gente que consumía cannabis era mejor que los que no lo hacían, que eran más cool y más conscientes. Ese fue el modo en que el cannabis entró en nuestra sociedad; pero aquella era una época totalmente distinta de la que estamos viviendo ahora.
¿Has escuchado hablar acerca del eslogan “nice people take drugs”? ¿Estás de acuerdo?
De algún modo sí que estoy un poco de acuerdo. Lo que quizá diría es que la gente que consume sustancias psicoactivas o drogas son personas que están más abiertas a probar cosas y a abrir sus consciencias; ambas cosas las considero positivas. Lo que pasa a veces es que el consumo, en lugar de ser una herramienta para expandir la conciencia u otros propósitos, se convierte en el objetivo, en el fin. Cuando eso ocurre este eslogan deja de tener sentido y, en lugar de servir para abrirse, las sustancias provocan que las personas se cierren en sí mismas.
Sensi Seeds acaba de sacar una semilla en tu honor. ¿Qué tiene de ti esa nueva variedad?
Cuando empecé a fumar, la maría que tomábamos por aquel entonces venía de Colombia y estaba llena de semillas, pero te daba un efecto muy high, y me dio los estándares de lo que me encanta. Un aspecto que no me gusta de muchas de las marihuanas actuales ha sido la introducción de variedades índicas, que crecen más rápidamente, y el gradual alejamiento de las más sativas. Cuando Sensi Seeds me planteó la creación de una variedad para mí y con mi nombre, les puse como condición que me gustara, que fuera una sativa y a ser posible una Haze. En la primera High Times Cannabis Cup en Ámsterdam, a principios de los noventa, estuve en el lanzamiento de la variedad Northern Lights #5 x Haze de Sensi Seeds. Era la primera vez que entraba en contacto con las variedades modernas y me encantó. Un par de años más tarde también estuve ahí, al lado de Nevil, durante el lanzamiento de la variedad Neville Haze, que siempre encontré muy mágica. Esos eran los criterios que yo tenía en mente cuando Sensi Seeds me planteó la creación de la variedad Michka: tenía que ser una sativa y preferiblemente una Haze. Debo decir que estoy realmente encantada con esta nueva variedad que han creado, y que tiene genes Haze tanto del padre como de la madre.
¿Tiene entonces parte de tu personalidad esta nueva variedad?
La verdadera Haze desencadena todo lo que tenga que ver con las palabras, ya sea hablar, conversar o escribir, ese es un detalle que me gusta mucho. La verdadera Haze también es algo psicodélica. Opino que la Michka es una hierba bastante femenina, porque es poderosa pero no violenta. Perfecta si lo que quieres es sentirte realmente high, pero no como si te hubieran pegado un golpe en la cabeza. Idealmente, lo que busco en una variedad es un efecto claro y alegre. Y en la creación de esta semilla sin duda he sido escuchada.
¿Qué le dirías hoy a una persona que consume cannabis por primera vez?
Que si consume tabaco, lo tome separado de la maría. Si no los mezclas, es más fácil tener claro cómo te relacionas con ambas sustancias. En América, tradicionalmente no mezclan la maría con tabaco, en cambio, en Europa sí. Muchas veces observo gente a mi alrededor que sienten que desean fumarse un porro pero lo que quieren realmente es fumar tabaco. Es complicado porque los efectos están mezclados y el tabaco es más adictivo. También le diría a alguien que empieza a consumir cannabis que lo hiciera ocasionalmente pero no cada día. Si fumas cada día tiendes a perder esos detalles que adoras cuando empiezas, como, por ejemplo, reírte mucho.
¿Y a una persona que diga que el cannabis es malo?
Que no lo use. Se trata de una cuestión de libertad; si no te gusta, no lo uses. Pero si a mí me gusta, deja que yo lo use.
Y a personas que son reticentes al uso del cannabis pero que podrían paliar sus dolencias o enfermedades con el cannabis, ¿qué les dirías?
A cualquier persona que pudiera obtener un beneficio terapéutico de la maría pero que tiene miedo, le diría: pruébalo, no tienes nada que perder.
4_Michka_©SensiSeedsBank.jpg, Foto: Sensi Seeds
Resto fotos. Fotos cedidas por Michka Seelinger-Chatelain