Cannabis y derivados en la Enciclopedia Espasa (1908-1930)
La Enciclopedia Espasa, también conocida como Enciclopedia Espasa-Calpe, cuyo nombre original es Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, es la gran enciclopedia española del siglo XX.
La Enciclopedia Espasa, también conocida como Enciclopedia Espasa-Calpe, cuyo nombre original es Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, es la gran enciclopedia española del siglo XX, continuadora de anteriores proyectos, como la gran obra del editor Francisco de Paula Mellado, titulada Enciclopedia moderna: Diccionario universal de literatura, ciencias, artes, agricultura, industria y comercio, o la primera enciclopedia moderna en múltiples volúmenes publicada en lengua española, el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, de la Editorial Montaner y Simón, publicado en 26 volúmenes entre 1887 y 1899.
La enciclopedia que nos ocupa fue el proyecto más ambicioso de la Editorial Espasa (fundada por José Espasa Anguera en 1860), la cual se fusionó en 1926 con la Editorial Calpe, de Nicolás María de Urgoiti. La decisión de su publicación se tomó en el año 1905. La obra principal se publicó entre 1908 y 1930, compuesta por 70 volúmenes en 72 tomos (los volúmenes 18 y 28 ocupan dos tomos cada uno). A la cual se le agrega entre 1930 y 1933 un apéndice de 10 volúmenes como una forma de actualización de los volúmenes anteriores. La actualización periódica de la obra se realiza por medio de suplementos, desde 1934 y generalmente bienales, que corresponden a actualizaciones de la obra principal y de los apéndices.
La voz “cáñamo”
En su tomo 11, publicado en 1911, se glosa la voz “cáñamo”. A lo largo de nueve páginas, con ilustraciones, y tras una somera descripción de la especie Cannabis sativa, se explica el clima más adecuado para el desarrollo de la planta, el terreno y su preparación para el cultivo, los abonos, las distintas variedades, la siembra, los cuidados, la recolección, el rendimiento, los enemigos naturales de la planta, la obtención y preparación de las fibras, las clases comerciales, los usos y aplicaciones y la materia farmacéutica relacionada, donde se habla de las “tres clases principales de haschisch”: Charas, Bhang y Ganjah.
Gracias a la información contenida en la Enciclopedia Espasa-Calpe conocemos algunos datos sobre la producción de cáñamo en rama a principios del siglo XX en distintos países.
Rusia, donde el cultivo del cáñamo ocupaba grandes extensiones de terreno, era con diferencia el primer productor mundial. Sorprende que países como Italia y Alemania produjeran tanto cáñamo como los EEUU, cuyo producción se concentraba especialmente en el estado de Kentucky. A nivel europeo, los cáñamos italianos (Bolonia, Ferrara, Toscana, Lombardía, Venecia, Piamonte, Módena) eran muy apreciados, por tener las fibras largas, secas y muy finas. Entre los franceses tenían mucha nombradía los de Borgoña, los de Anjou, los de la Turena, los de Champagne y los de Picardía. Los cáñamos alemanes más demandados eran los que procedían de Alsacia, de Baden, de la región rhiniana y de Turingia.
La enciclopedia también nos ofrece datos sobre las principales provincias cañameras de España a principios del XX. La producción de cáñamo se concentraba en la actual Comunidad Valenciana, cuyas tres provincias se encontraban entre las cinco más productoras. Sorprende, no obstante, que Teruel encabezara la lista, seguida de Alicante y Lérida. Según la Espasa Calpe, los cáñamos españoles más conocidos eran los de las provincias de Barcelona, Lérida, Valencia, Alicante, Castellón y Granada, pero los más apreciados eran los de Valencia y Alicante, especialmente los de Orihuela, que por sus fibras blancas, suaves, flexibles y resistentes eran muy adecuados para la confección de telas finas. En Aragón y Navarra se cultivaba igualmente cáñamo, pero sus fibras eran bastas y sólo se empleaban para la fabricación de telas gruesas, cuerdas y alpargatas.
La voz “hachich”
En 1925 se editó el tomo 27, que incluía la voz “hachich”. En dicha entrada podemos leer lo siguiente:
Este preparado causa en la población indígena de Egipto casi tantas víctimas como el abuso del opio en China. Por esto el Gobierno tomó, ya desde fines del siglo XIX, severas medidas para impedir su introducción, a pesar de lo cual sólo en 1906 se introdujeron clandestinamente 15.000 kg. y mayor cantidad aun en los años subsiguientes. La mayor parte de la población del manicomio de El Cairo la forman fumadores de hachich, cuyas facultades han quedado atrofiadas por el abuso de este preparado tóxico. Al firmarse el último tratado comercial entre Grecia y Egipto, éste quiso imponer a la primera la condición de que aboliese el cultivo del cáñamo índico (con cuyas hojas secas se prepara principalmente el hachich); pero el Gobierno griego se negó a aceptar esta condición y se limitó a prohibir la exportación; sin embargo, el tóxico siguió entrando en Egipto como contrabando, por tierra, por mar y hasta por el desierto sobre el lomo del camello. La venta del hachich se efectúa con grandes precauciones, y el artículo mismo se guarda en escondites, y si éstos no ofrecen seguridad absoluta, se le entierra. Quien por la noche se dedique a visitar los barrios oscuros de El Cairo y de Alejandría podrá observar a muchos individuos que, vacilando y dando tropiezos, andan de un lado para otro, hablando y riéndose consigo mismos: son los fumadores de hachich. Al modo de los fumadores de opio, al absorber el humo, experimentan una sensación de bienestar, sienten como remozarse y adquirir vigor y fuerza, aun cuando sus cabezas estén cubiertas de canas; pero a esta agradable embriaguez sucede un despertar fatal; el individuo queda entorpecido, atónico, y al reincidir agrávanse las funestas consecuencias, cuyo término es la locura.
En este sentido, llama la atención que la prestigiosa enciclopedia equiparara los efectos del consumo de hachís con los estragos causados por el opio, cuando ambas sustancias estaban suficientemente testadas a nivel terapéutico.