El reto era crear una muñeca ecológica, enteramente hecha con cáñamo, y que contase con todos los avances de la robótica: que ande, que hable, que coma…
¿Se ha conseguido? Sí, aunque con algún que otro imponderable de última hora, en concreto que la muñeca caga con profusión zurullos de fibra de cáñamo, una funcionalidad que ha pillado por sorpresa a sus creadores, que han prometido solucionarlo en la próxima versión anunciada para Navidad. “Sé que suena raro, pero en este modelo no pensamos seriamente en la función excretora y, claro, al final, la criatura ha hecho lo que ha podido”, ha comentado Marcus Pérez, discípulo de los empresarios dueños de la famosa muñeca Mariquita Pérez, tratando de explicar el escatológico comportamiento de la muñeca el día de su presentación en sociedad. Aunque el imprevisto, teniendo en cuenta que en semana y media se han agotado las existencias, solo puede ser calificado de error feliz. Esperemos a ver si en Navidad los fabricantes corrigen o insisten en tan rentable error.