Por un lado está la oficina de participación de la Secretaría de Salud de Bogotá que, a falta de innovación por parte de la Oficina de Salud Pública, ha decidido abrir un espacio de diálogo y participación con las personas consumidoras de sustancias psicoactivas, tanto de la comunidad cannábica como consumidores de drogas en habitabilidad de calle. La propuesta está en construcción y en los primeros días del mes de octubre se lanzará la convocatoria.
Por otro lado, desde la Secretaria de Seguridad de Bogotá, se viene planeando un proyecto de pactos comunitarios en espacio público entre consumidores de sustancias psicoactivas y vecinos de los barrios. Este proyecto se debe a que las medidas represivas no han funcionado en los últimos años y el volumen de derechos de petición que llegan de los vecinos para resolver este conflicto es cada vez más abultado. Se sabe que están en un proceso de formación de los gestores de convivencia, que serán los encargados de llevar los proyectos pilotos, y también escogiendo los primeros parques a intervenir y dándole forma a la propuesta.
Se espera que estos dos proyectos demuestren la política innovadora de la alcaldesa Claudia López que, aunque se reconoce como una defensora de la reducción de riesgos y daños, aún no adopta este enfoque en la práctica, dando continuidad a las políticas tradicionales de la alcaldía de Enrique Peñalosa, impuestas por antiguos funcionarios desde su zona de confort.