Galicia es ese lugar donde la magia permanece asociada al imaginario popular a través de la naturaleza, la mitología y sus paisajes. Ningún entorno podría ser más propicio para una feria cannábica que la finca de Brión (A Coruña), donde se ha celebrado este evento que ya va por su tercera edición. Un lugar con diferentes estancias y recovecos muy relacionado con la filosofía del pintoresquismo del jardín inglés, donde a través de los paseos disfrutas de la sorpresa, frente al jardín francés donde la geometría domina el paisaje.
Cada espacio aquí alberga su propia magia, ya no solo por la disposición propia de la finca, sino por las sorpresas con las que te vas encontrando al avanzar a lo largo y ancho de la feria que se celebra. A todo esto, sumamos que la ubicación exacta del lugar se revela el mismo día, lo que rodea al evento con un halo de misterio que potencia mis ganas de saber con qué me voy a encontrar.
En la entrada de la feria te reciben regalándote un cenicero portátil para que respetes el maravilloso entorno. Allí ya puedes toparte con los diferentes estands de bancos de semillas y empresas de CBD, que te informan de sus productos y nuevas tendencias en lo referente al mundo cannábico. Desde temprano, en una mañana soleada y luminosa comienzan las actividades de cata, donde el público se deleita probando las 162 muestras de hierba y otros derivados cannábicos que se presentan al concurso. Los ojillos de los asistentes empiezan a hablar del viaje que supone consumir las calidades más top que concursan este año.
Una senda sinuosa, como el meandro de un río, te va encaminando por un recorrido salpicado de puestos de artesanía que se mezclan con otros de comida “mágica”. Hay un escenario central con una carpa donde se realizan la cata popular y más tarde las diversas actuaciones. El ambiente está cargado de una energía que destila un espíritu de hermandad entre todos los implicados. Esta energía de la que hablo se canaliza también a través del humo de los canutos, que son los verdaderos protagonistas de esta feria.
Como luego contaré en mi monólogo “Que rule”, que he escrito exprofeso para este evento, el cannabis no te vuelve violento porque para ello te tienes que levantar del sofá y, así, ¿cómo vas a atacar a una víctima?, ¿lanzándole Donettes? Pues esta parte del texto, que está cargada de retranca, hace referencia al buen rollo que aporta esta droga, que confluye en la sensación de bienestar junto con una gran dosis de buen humor, que exime de cualquier tipo de roce violento en un evento de esto tipo y, para más inri, de tanta concurrencia. En total se habían vendido más de seiscientas entradas. Una afluencia que ha superado las expectativas de la dirección para una feria de carácter local y un presupuesto modesto. A Feira das Milflores cuenta con varios patrocinadores, como Gasteiz Drop Seeds y la dirección a cargo de Ferreti y Susto.
Por el calor, las camisetas de tirantes y los pantalones cortos son el outfit que más se estila, y esto deja a la vista cientos de tatuajes que revisten la piel de una gran parte del público asistente. Existe una asociación plausible entre las dos culturas, la cannábica y la del tatuaje, que confluyen en que en la propia feria haya un pequeño estudio de tatuajes que ha estado trabajando siempre que he pasado por delante. Un recuerdo de la feria que sí es para siempre.
La mayor parte los asistentes son hombres, pero también hay muchas mujeres. Parece que poco a poco nosotras vamos ocupando los espacios que nos corresponden, tanto en el ámbito cannábico como en el resto. Una prueba de este cambio es que en la feria se encontraba la reputada artesana gallega Milena Colella con su puesto de joyería mayormente para una clientela femenina. El público se transforma y la feria lo sabe, por eso oferta la posibilidad de adquirir este tipo de regalos de corte vanguardista que demuestran, una vez más, que la artesanía galega no solo abraza la tradición y la transforma, sino que también puede ser rupturista y totalmente contemporánea.
Entre los puestos, además de parafernalia cannábica, también se podían encontrar dulces “mágicos” de todo tipo. Y, como no podía ser de otra manera en una fiesta gallega, allí estaba o polbo á feira, que, junto con las pizzas artesanas, fueron la comida estrella del evento, con una afluencia de clientes descomunal. Nadie se quería ir sin probar este manjar. El cefalópodo forma parte del logo de la feria como seña de identidad de la misma. Ya se sabe que el cannabis estimula el apetito, y para eso estaban los cocineros de los diferentes estands, para satisfacer a las hordas de hambrientos con productos de primera calidad y recién hechos.
Reírse para adentro
"La mayor parte los asistentes son hombres, pero también hay muchas mujeres. Parece que poco a poco nosotras vamos ocupando los espacios que nos corresponden, tanto en el ámbito cannábico como en el resto"
Las actuaciones de Los Pretty Sierra, La Sinceridad y el siempre exótico didgeridoo de Tomás Carro fueron dándole cuerda al tiempo. Cuando faltaban quince minutos para mi actuación como monologuista, comenzó una tormenta primaveral casi apocalíptica que, sin embargo, lejos de desanimar a los asistentes refrescó el día mientras la fiesta seguía. En Galicia, como todos saben, la lluvia no paraliza nada.
Eso sí, tuvimos que cambiar la ubicación de mi actuación a una sala donde se hacían las charlas y el campanote que allí había era brutal. Pensé que hacer reír a un montón de fumetas era pan comido y hubo muchas carcajadas, pero no tantas como esperaba. Al día siguiente tenía muchísimos mensajes en Instagram de los asistentes diciendo que había sido muy divertido pero que estaban todos ya demasiado fumados como para reírse en alto. Me pasó hace unos años en una presentación de mi segunda novela en Bilbao, que veía que la gente no se reía como estoy acostumbrada y luego al volver a casa también eran todo mensajes de que se lo habían pasado genial, por lo que concluyo que, la gente muy fumada y los vascos, se ríen para dentro. Por la tarde también se celebraron charlas, continuaron los conciertos y diferentes dj’s hasta el After Milflores como colofón de un gran día de fiesta.
El cannabis viene del pasado para cambiar el futuro
Ferreti, empresario del sector, forma parte de la Asociación Cultural Milflores, que promueve esta feria de la que es codirector. Lo entrevistamos para que nos relate cómo ha visto esta edición, qué conclusiones ha sacado de ella, y para saber su opinión sobre otros temas que se están debatiendo ahora.
¿Qué diferencias sustanciales se han dado entre las ediciones de la Feira das Milflores?
"Sin duda, la planta del cannabis viene del pasado para cambiar el futuro, siempre esperando que una regulación responsable futura nos permita desarrollarnos como sociedad desde una estricta legalidad"
Es la tercera edición, en la cual logramos meter a unas seiscientas ochenta personas, y esa es una de las diferencias. Otra es que ha habido el doble de estands convocados. Hace años no había tanta cultura por lo orgánico, hoy en día la gente se preocupa por lo que consume y todos los químicos repercuten en el sabor del producto final, por eso las flores orgánicas que te encuentras tienen ese sabor tan intenso, algo que se ha podido comprobar en esta edición. Además, está la genética que viene de Estados Unidos. De unos años a esta parte, la legalización al otro lado del charco y al estudio profundo legal de la planta, nos ha permitido trabajar con perfiles terpénicos que están poniendo el panorama cannábico estatal patas arriba.
¿Cómo has visto el nivel de los cultivadores que han participado en la Copa?
El nivel de la Copa, año tras año, sube de una manera exponencial. La genética que se trabaja hoy en día es brutal, aparte de que la tendencia es el orgánico, que hace que el resultado final sea la bomba.
¿Cómo valoras el resultado de la celebración de este año?
La valoración que hacemos es positiva, con detalles, pero en general el movimiento cannábico galego demostró estar bien engranado y eso se reflejó en la feria. En esta última edición, la afluencia fue bestial, alrededor de seiscientas ochenta personas pasaron a lo largo del día a disfrutar de las actividades que teníamos programadas: sesión vermut, cata popular, monólogo, intercambio de genéticas, entrega de premios… Si hablamos de los estands convocados, fueron veinte venidos de diferentes partes de la Península, incluyendo a asociaciones cannábicas que visualizaron el movimiento asociacionista gallego. Habremos crecido aproximadamente un cincuenta por ciento, y creemos que hablando de una actividad sin regular es para tomar nota por lo menos. Del resultado diría que, en general, ha sido espectacular. Con los fallos garrafales que se ven desde dentro, pero los asistentes se veían felices, más de quinientas personas venidas de todas las esquinas de este país, echando humo, ha sido muy bonito. Compartimos un día en Galicia de reivindicación de nuestros derechos como consumidores de cannabis en un espacio liberado para el consumo, y eso hizo que nos saliera alguna lagrimilla.
¿Cuál ha sido para ti la mejor anécdota de la fiesta?
La entrada, la gente DNI en mano y comprobando uno a uno, se hizo un poco lenta, pero la peña se portó de diez: sonrisa en la boca, peta encendido y pacientes, preguntando por la cata de las once y media de la mañana. Así empezó el día y esa fue la tónica de toda la jornada. Por eso tenemos claro que lo de una hora y media de choiva galega, a la que estamos acostumbrados, no solo se queda en una mera anécdota, sino que reafirmó aún más las ganas y la actitud de lucha cannábica que llevamos adelante ya desde hace unos años, y que seguiremos hasta sus últimas consecuencias.
Para ti, ¿qué es lo mejor que puede aportar la cultura del cannabis a la sociedad?
"El consumo en una futura regulación debe ser de cercanía y, por supuesto, orgánico"
Sin duda, la planta del cannabis viene del pasado para cambiar el futuro, siempre esperando que una regulación responsable futura nos permita desarrollarnos como sociedad desde una estricta legalidad. Una planta que es paliativa de tantas dolencias, y con tan pocos riesgos asociados a su consumo, y tan fácil de cultivar, no puede ser ilegal. De hecho, en cada ayuntamiento deberían enseñar a plantarla de manera orgánica, eso sí sería un beneficio para esta sociedad y nuestro maravilloso sistema sanitario.
¿Por qué piensas que cada día más gente se decanta por el uso del CBD?
El CBD es la otra cara de la cultura cannábica. De hecho, este cannabinoide llega a donde no llega el delta-9-tetrahidrocannabinol en muchos casos. Por ejemplo, ya no podemos decir “el cannabis me da ansiedad”, tenemos que decir “el THC me da ansiedad”, porque el CBD es ansiolítico y, evidentemente está asociado también al consumo de cannabis. Con esto quiero decir que ahora el espectro del consumo de la planta es más amplio que antes, y eso es muy beneficioso para el movimiento cannábico. Así que... ¡Bienvenido sea el CBD!
¿Crees que está cambiando la imagen que proyectan los consumidores de cannabis en este país, donde aún reina la hipocresía en torno al tema de las drogas?
Primero con la ilegalización mundial de las drogas y después con el franquismo, creo que la demonización de las drogas es evidente en este país. Parece que las nuevas generaciones vienen más liberadas de ciertos estigmas que nosotros llevábamos grabados a fuego y ahí hay mucho trabajo hecho. Con el consumo de cannabis lo que creo es que la normalización está siendo efectiva y va viento en popa, cada vez salen más consumidores del armario, aparte de que el debate está en la calle… Ya no hay vuelta atrás, solo queda el camino hacia la regulación.
¿Qué producto cannábico dirías que está revolucionando el mercado?
El led de última generación, que permite sacar copiosas cosechas a precio muy asequible. Antes poner sodio se notaba mucho en la factura de la luz porque producía poco; ahora aparte de consumir menos produce más, lo que en mi caso por ejemplo me permite cubrir mi autoconsumo sin problema y sin tener que recurrir al mercado negro. Y, por supuesto, para el led, tierra viva, que ya hay varias marcas en el mercado, por ejemplo, Lurpe Natural Solutions, que venden productos para que el cultivo orgánico sea un juego de niños. El consumo en una futura regulación debe ser de cercanía y, por supuesto, orgánico.
¿Qué medidas te gustaría que adoptase un nuevo gobierno hacía la esfera cannábica?
En este país somos pioneros en el asociacionismo cannábico, tanto que, desde los gobiernos de Malta y Alemania, mandaron a un equipo de personas que vinieron a asesorarse para intentar implementarlo en sus países (en Malta ya están funcionando como ONG). Si a eso sumamos nuestro maravilloso clima, daría una ecuación perfecta, o la ola perfecta, como a mí me gusta denominarlo, para ser un país puntero en el cultivo y manufacturación de la planta. Lo que sin duda también daría muchos puestos de trabajo directos e indirectos. Tendríamos el nuevo impuesto al cannabis, que se revertiría en proyectos sociales o en educación o en sanidad. Lo que queda claro es que el dinero legal generado vendría a mejorar la política nefasta de persecución, incluso del encarcelamiento de gente por cannabis.
¿Cuál dirías que es tu porro favorito?
Para los petas soy bastante clásico. ¿El mejor? Siempre acompañado de mi familia, en una playa del noroeste. Un buen chorizo de NY Diesel, con ese sabor a gasolina que me flipa tanto.
¿Habrá cuarta edición de la Feira das Milflores?
Después de tres años de parón, las sensaciones fueron muy buenas en cuanto a afluencia, muestras presentadas, estands, colaboraciones. Aunque tenemos planeado cambiar un par de cosas para que siga siendo un evento de calidad y poder seguir disfrutando de nuestra Copa Galega, sí, podemos afirmar que Galicia para el año que viene seguirá teniendo Copa… ¡Copa y pulpo!
¿Cómo resumirías la filosofía de este evento?
Nuestra filosofía se puede decir que es compartir nuestra amada planta rodeados de la riqueza de nuestra cultura galega y, por supuesto, en un entorno rural precioso.
¿Qué le dirías a la gente para que se anime a participar el año que viene?
Simplemente, que sigan la estela de la mezcla de olores que conforman el cannabis con el pulpo… No se arrepentirán.
¡Larga vida!
Tras una jornada espléndida cargada de buenas vibraciones, solo me queda decir que es muy importante seguir apostando por este tipo de eventos, donde no solo se normaliza el uso del cannabis, sino que se informa sobre él y se disfruta de todo aquello que lo conforma: una verdadera cultura ancestral llena de matices y complejidades que cada vez aprecian más personas y todas son bienvenidas. ¡Larga vida a Feira das Milflores!