En la declarada batalla de Jaume Collboni contra el cannabis, hay que asumir que el alcalde de Barcelona tiene razón en una cosa: la ciudad es un centro neurálgico de la cultura mundial de la marihuana. Para desgracia del socialista, cada marzo parecería que el fenómeno se vuelve más imparable. Cuando comienza la época de germinar las semillas para la temporada de exterior, la capital catalana se vuelve el punto de encuentro de los máximos referentes de la industria, la cultura y el activismo de la planta.
El lugar de la cita es la Fira de Cornellà. Más precisamente en la Spannabis, la feria del cáñamo con mayor relevancia en el planeta, que en esta última y vigésima edición convocó a más de veinticinco mil asistentes. El fin de semana del 15 al 17 de marzo la feria dio cobijo en sus estands a las marcas cannábicas de siempre y a muchos nuevos proyectos que usaron su escaparate para presentarse ante el mundo.
Grupos de amigos, parejas, médicos, emprendedores y hasta un argentino que entró legalmente en España con 40 g de cannabis para dar a probar su porro. Barcelona es tan importante por estos días para la comunidad en torno a nuestra querida planta, que también tuvieron lugar otros eventos, como conferencias económicas, congresos de divulgación científica y activista y la primera entrega de los premios internacionales ICA, los Óscar del sector.
Entre el viernes y el domingo, una multitud proveniente de todas partes del mundo se encontró en Spannabis con las últimas novedades del mercado cannábico. En cuatro halls diferentes hubo cientos de estands disponibles, donde el público tuvo acceso a las nuevas genéticas de marihuana ofrecidas por los bancos de semillas y los últimos lanzamientos para el autocultivo: desde fertilizantes hasta herramientas de riego. También se presentaron productos para el sector industrial, como maquinarias gigantes para el trimming o la elaboración de extractos.
“Es la feria de referencia del sector. Son días donde te encuentras con personas con las que tienes un contacto, pero a las que nunca has visto personalmente. Poner cara está bien, porque genera una relación más cordial. Sin duda, la feria es un lugar de encuentro”, dijo Clotilde Martínez, jefa de comunicación y contenido de la Fundación Canna
Otro de los espacios más interesantes de la Spannabis fue el anexo dedicado a las conferencias que tuvieron lugar los primeros dos días del evento. Allí se expusieron temas como las ventajas que tiene la construcción de casas a partir del cáñamo, el uso veterinario del cannabis medicinal y las oportunidades que enfrenta Europa tras la flamante regulación integral de la planta en Alemania.
Como la feria española es una de las más importantes del mundo, durante los días previos, los referentes del sector suelen pasar parte de su tiempo paseando por Barcelona y otro tanto lo aprovechan para visitar a viejos colegas o abrir nuevos negocios. Por eso, los días previos a la Spannabis también se celebraron otros eventos un poco más íntimos que prepararon el clima para el encuentro en la feria.
Uno fue la International Cannabis Awards (ICA), los premios de mayor relevancia dentro de la industria del cannabis, celebrados en la Llotja de Mar. Allí se entregaron estatuillas a bancos de semillas, fertilizantes y fabricantes de paneles de luz, entre otros. Aunque el momento especial de la velada se vivió al final, cuando el público se puso en pie para ovacionar a Moisés López, uno de los fundadores de Cáñamo y, hasta hace unos meses que se jubiló, presidente del consejo de administración de la empresa editora de esta revista. El premio ICA como reconocimiento a su trayectoria se lo entregó Thomas Duchenne, dueño de la distribuidora Plantasur, quien fue el encargado de glosar la obra y milagros de Moisés López durante estas tres últimas décadas. El galardonado dio las gracias a los presentes “representantes de las más notables empresas de este magnífico sector” y se mostró honrado e “infinitamente orgulloso de asumir este privilegio, muestra del aprecio y consideración hacia el trabajo que hemos venido desarrollando desde hace casi veintisiete años el equipo de Cáñamo, revista pionera y referente a nivel mundial de la prensa y la comunicación cannábica en español”.
El lugar del encuentro
Entre los más de veinticinco mil asistentes que visitaron la última Spannabis hubo activistas, científicos, empresarios, curiosos en general y apasionados por la planta que buscan enterarse de las últimas novedades. Como Lua, de veinte años, y Pau, de veinticinco, una joven pareja que se acercaron el domingo a la feria. “Hace cuatro años que venimos siempre. Nos gusta todo el rollo y la gente”, contó la chica. “La primera vez que vinimos no había tantas personas”, agregó Pau, que sintió que la Spannabis crece cada año. Aunque Lua estuvo de acuerdo, agregó que, en comparación con otras ediciones en las que “daban más regalos”, “ahora tienes que acercarte a un estand para que te den algo”. “Yo me compré un cenicero y ahora queremos dar una vuelta a ver si vemos algo más”, dijo Pau. Lua estaba contenta porque había conseguido un artículo para desayunos especiales: “Conseguí una taza en la que puedo tomarme el colacao y fumar”. Después, agregó: “A mí me gusta ver los diseños de las marcas. También descubres cosas que no sabías ni que existían, como filtros de carbón y cosas así”. La pareja arrancó su camino de exploración de parafernalia y sus ojos se fueron hacia una instalación que ni se imaginaban: una exposición de insectos.
Los jóvenes detuvieron su marcha ante uno de los estands históricos de la Spannabis, que contaba en esta ocasión con varias mesas para observar insectos a través de un microscopio. Hablamos del espacio de Fundación Canna, uno de los grupos de divulgación y producción científica de mayor relevancia en España. En esta ocasión exponían los depredadores de las plagas más comunes del cannabis, como los ácaros o los trips. “Hay gente que viene y no saben quiénes somos. Ven lo de las plagas y quedan fascinados. A todos les interesa el cannabis, pero no se sabe mucho generalmente. Y es un problema, porque para nosotros la educación es básica. Queremos educar a ese público y que los consumidores entiendan qué usan. Es una forma de desestigmatizar a la planta”, contó Clotilde Martínez, jefa de comunicación y contenido de la Fundación Canna. Ella cumplió su octava Spannabis consecutiva y dijo que en cada edición toma mayor conciencia de que la feria significa la gran cita de la industria. “Ahora la veo más global y me fijo en cómo las empresas hacen relaciones entre sí, con proveedores o distribuidores. Es la feria de referencia del sector. Son días donde te encuentras con personas con las que tienes un contacto, pero a las que nunca has visto personalmente. Poner cara está bien, porque genera una relación más cordial. Sin duda, la feria es un lugar de encuentro”, dijo Martínez.
Al igual que Fundación Canna, estuvieron presentes el resto de las marcas más importantes del cannabis. Estas expusieron sus últimas novedades en las genéticas de la planta, el desarrollo tecnológico de las grandes maquinarias y los flamantes modelos de los bongs. Pero también hubo lugar para que nuevos proyectos se presentaran en sociedad. Uno de ellos fue Puppets Genetics, un banco de semillas que se lanzó al público en la Spannabis. Sus dueños se presentaron como Eduardo Vidal y Jordi Ulldemolins, y contaron que se conocen desde hace más de diez años, cuando crearon el club social de cannabis Satpath, en Barcelona. “Hace dieciocho años entraba a mi primera Spannabis, con diecisiete años. Después de ese tiempo, estar presentes aquí con nuestro propio estand es un sueño cumplido. Es la sensación que nos esperábamos: la feria más grande del mundo”, dijo Vidal.
"Cuatro años después de la pandemia, había una sensación de verdadera vuelta a la normalidad. El viernes y, sobre todo, el sábado, la afluencia récord de visitantes devolvió la euforia al sector"
Vidal y Ulldemolins son dos apasionados del cannabis y hace un buen tiempo que sus jornadas completas están dedicadas a la planta. Sus cultivos comenzaron para sostener la cuota de los socios de Satpath y, con el tiempo, fueron perfeccionándose con el cruce de variedades que se encuentran en su club. “Puppets nace un poco por la necesidad de salvar todas las hembras que hemos ido seleccionando durante tantos años. Nosotros conseguíamos semillas de Estados Unidos, elegíamos nuestros parentales y los cruzábamos. De esa manera nos diferenciamos, porque la mayoría trabaja con hembras seleccionadas. Hoy estamos haciendo semillas regulares, que es lo que siempre nos ha apasionado”, contó Vidal.
Aunque el estand de Puppets Genetics no era el más vistoso, una multitud se amontonaba en el cuadrilátero asignado en el cuarto hall de la Spannabis. Sobre su mesa tenían unos tubos de laboratorio con unas minúsculas plantas de cannabis que llamaban la atención del público. Vidal explicó que aquello era de un cultivo in vitro. “Lo que estamos enseñando es un método que sirve para garantizar que las plantas no estén infectadas por viroides ni cualquier otro patógeno. Esto sirve para certificar nuestras genéticas”, dijo Vidal sobre una técnica que permite el desarrollo de una pequeña planta en un tubo de diez centímetros.
Flores con papeles
La planta despierta tantas pasiones que hay algunas personas que son capaces de lanzarse a verdaderas aventuras por el cannabis. Uno de ellos fue Nicolás Rodríguez, un argentino que entró con 40 g de cannabis de forma legal a España. Este joven abogado contó que él es uno de los más de doscientos mil pacientes habilitados por el Ministerio de Salud argentino para cultivar, transportar y usar los derivados del cannabis en su país. Reunió toda la documentación de la legalidad de su país y lo apostilló en La Haya para tener validez internacional. Así podría justificar que no podía suspender su tratamiento y se subió a un avión con una bolsa llena de flores, no sin antes avisar de sus intenciones a las aerolíneas que operaron su vuelo. Las empresas contestaron que no era su problema. Al aterrizar en Madrid, los guardias aduaneros ni siquiera alertaron el verde tesoro. Rodríguez se encargó de hacérselo notar. “Reaccionaron con sorpresa y buena predisposición”, contó el abogado sobre la hazaña legal que logró.
“Los trámites de certificación, legalización y apostilla tienen por objetivo acreditar la validez y autenticidad de la documentación emitida por el Ministerio de Salud”, dijo Rodríguez. Además, él sumó los papeles del registro de la genética de las flores que transportaba. Resulta que Rodríguez es parte de una empresa de criadores de cannabis y estas flores Choco Og eran parte de una misión especial. El Chino, como es conocido entre amigos y colegas, pretendía que, durante la última Spannabis, consumidores de todas partes del planeta probaran la Choco Og, una de las primeras genéticas aprobadas en el país del sur y que fue creada por Nicolás Geniso, uno de los cultivadores históricos de aquellas latitudes.
Geniso murió de un infarto mientras dormía, hace tres meses, a sus cuarenta y dos años de edad, después de una vida militante alrededor de la planta y a favor de la justicia social, tomando como base territorial Lugano, uno de los barrios más populares de Buenos Aires. Forjado en los inicios más clandestinos de la cultura cannábica, Geniso no solo fue uno de los primeros argentinos en cruzar genéticas, también fundó la asociación de breeders y creó la primera cooperativa de producción de semillas, entre otras acciones que siempre tenían el objetivo de unir a un colectivo disperso por el manto prohibicionista.
Durante la Spannabis, el Chino se impuso la misión de compartir la variedad argentina creada por Geniso entre experimentados fumadores de Europa; un tanto para tener un veredicto y otro tanto para poner en valor un trabajo de resistencia que comenzó en la década de los noventa del siglo pasado. Armado con una generosa cantidad de porros, el Chino empezó a caminar por la Fira de Cornellà repartiendo alegría y escuchando la opinión favorable de los catadores.
La vuelta exitosa a la normalidad
Cuatro años después de la pandemia, había una sensación de verdadera vuelta a la normalidad. El viernes y, sobre todo, el sábado, la afluencia récord de visitantes devolvió la euforia al sector. De un estand a otro se comentaba la buena marcha de la feria. En el estand de Exotic Seed celebraban las ventas: “No hemos parado de vender”, decía José Luis Martín, uno de los dueños de este banco de semillas. Ramón Bellod, CEO de Sweet Seed, recibía el domingo por la mañana con gafas negras y confirmaba el triunfo general de esta Spannabis con una sonrisa. También Nancy Fernández, jefa de marketing de Biobizz, la empresa de fertilizantes orgánicos, compartía el buen ánimo y la euforia del resto: “Nos está yendo muy bien”, decía con la voz tomada por el sobresfuerzo de tener que hablar mucho con unos y con otros acerca de la nueva línea de productos Juju Royal, fruto de la colaboración con Julian Marley, uno de los hijos de Bob.
Jörg Tenbrink, de Plantasur, un hombre que recorre desde hace años las ferias más importantes, estaba también gratamente sorprendido por la vuelta de la euforia al sector: “La gente tiene ganas de comprar, se nota que el mercado se ha recuperado”. Entre las novedades destacables, Jörg señala la aparición de un buen número de alemanes interesados, muchos más que en pasadas ediciones de la feria. Sin duda, la normalización que supone que Alemania haya regulado el acceso a la planta se nota en el negocio. Porque la buena marcha de Spannabis es un buen reflejo del buen estado del sector.
El domingo, entre la marabunta de los visitantes que se paseaban por los estands a la caza del regalo gratuito, estaban Iker y Ana buscando comprar un extractor silencioso para su cultivo interior. Habían estado ya el viernes y el sábado haciendo compras: “Compensa pagar la entrada solo por los descuentos que encuentras en productos novedosos y por la información detallada que te dan los dependientes”.
Todo el mundo parecía feliz. El próximo año, la Spannabis volverá de nuevo a mitad de marzo a la Fira de Cornellà. Los organizadores anunciaron que la comunidad cannábica no tendrá que esperar hasta entonces para volver a encontrarse. Los próximos 20, 21 y 22 de septiembre se celebrará en Bilbao una Spannabis otoñal: “Se espera que tenga la misma acogida y el mismo éxito que su homóloga catalana”, aseguran confiados los organizadores.