El tráfico de hachís procedente de Marruecos cada vez llega a las zonas más al norte de la geografía española. El aumento de la presión policial sobre las costas de Andalucía y Almería está teniendo un efecto rebote sobre provincias como Tarragona, que tradicionalmente han quedado fuera del radio de interés de los traficantes. En lo que va de año, ya se han producido 13 operaciones policiales en Tarragona para confiscar lanchas utilizadas por los traficantes de hachís.
Las embarcaciones utilizadas son lanchas semirrígidas, a las que se les colocan varios motores de gran cilindrada para realizar viajes marítimos a gran velocidad. Con estas lanchas los traficantes intentan escapar de los controles y el seguimiento de los agentes policiales mientras trasladan el hachís procedente de Marruecos hasta las costas españolas.
“Aquí a Tarragona llegan embarcaciones o cascos de embarcaciones totalmente nuevos, recién hechos en los astilleros de Galicia o Portugal, y en talleres clandestinos de Tarragona se les instalan los motores, sistemas de navegación para iniciar ese primer viaje a Marruecos y cargar la droga”, explicó a RTVE el responsable de la policía judicial de Tarragona.
La costa de la provincia catalana resulta cómoda para los traficantes por sus numerosas playas con un acceso plano por mar y con varias salidas por tierra que permiten una escapada rápida. A pesar del coste de las embarcaciones, estas a menudo se abandonan tras el desembarco de la droga, pues a los traficantes a veces les resulta más seguro, y la rentabilidad del hachís les permite asumir su coste. La mayoría del hachís que llega se traslada a otros países europeos para venderlo a un mayor precio.