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Drones volaban con hachís desde Marruecos a España

La Guardia Civil desmanteló una red que empleaba drones para introducir hachís hasta zonas rurales de Cádiz. La llamada operación Ruche ha sacado a la luz un mecanismo de tráfico de cannabis sin precedentes.

El Ministerio del Interior confirmó la incautación de 210 kilos de hachís, 18 drones y 320.000 euros en efectivo.La investigación comenzó en el verano de 2024 tras detectar vuelos irregulares de aparatos no tripulados entre el norte de África y el sur de España. Se trataba de drones capaces de recorrer más de 200 kilómetros con una carga de hasta tres kilos de cannabis por viaje. Según las autoridades, la organización podía lanzar hasta diez drones en una sola noche, eligiendo condiciones climáticas favorables y horas de poca visibilidad para evadir los controles fronterizos.

El centro de operaciones estaba ubicado en Alcalá de los Gazules, donde los aparatos despegaban hacia Marruecos. Una vez cargados, emprendían el viaje de regreso y liberaban los paquetes sobre zonas previamente establecidas en municipios como Vejer de la Frontera o Tarifa. Para recuperar la mercancía, se utilizaban dispositivos de geolocalización, luces fluorescentes y visores nocturnos.

El grupo había instalado un taller clandestino para adaptar drones adquiridos a fabricantes chinos. La modificación incluía refuerzos en la estructura, mejoras en la electrónica y optimización de la autonomía de vuelo. Durante los registros, la Guardia Civil encontró ocho drones ya utilizados y diez más en proceso de transformación. También se localizaron viviendas rurales usadas como guarderías temporales de la droga.

Uno de los puntos críticos de la operación ocurrió el 22 de octubre, cuando un vehículo vinculado a la red fue interceptado tras una persecución en la que resultaron heridos varios agentes. En su interior se hallaron 57 kilos de hachís. Días más tarde, se realizaron nuevos registros bajo autorización del Juzgado de Instrucción n.º 4 de Algeciras y la Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar, incautándose otros 150 kilos de cannabis y el dinero en efectivo.

El caso Ruche no solo ejemplifica la capacidad adaptativa de las redes criminales, sino también la ineficacia de una política prohibicionista. Cada nuevo radar, patrulla o barrera alienta al narcotráfico hacia formas más creativas. Mientras el cannabis siga siendo considerado un asunto de seguridad y no de regulación, el cielo o el mar continuará siendo explorado por el mercado ilegal.

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