Según los planes del Ministerio de Sanidad, este próximo año España regularía por primera vez en su historia el acceso del cannabis para uso medicinal. El proyecto de Real Decreto de la cartera que dirige Mónica García habilitaría a un número limitado de patologías para ser tratadas tan solo con aceites elaborados a partir de la planta y que se adquirirían en las farmacias hospitalarias. Ante esta situación, hay empresas radicadas en el país que ya están diseñando un sistema industrial a gran escala para dar proveer la demanda de los productos. Este es el caso de la compañía mallorquina Bio Island XXI, quien firmó un acuerdo con la firma de capitales estadounidenses Sovereign, y que tiene sede en el País Vasco, para desarrollar variedades y elaborar derivados terapéuticos.
Tanto Bio Island XXI, como Sovereign, tienen autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para investigación científica. Las dos empresas firmaron un acuerdo para desarrollar variedades, mejorar los procesos de cultivo in vitro y producir principios activos farmacológicos para proveer al mercado local y exportar a otros países de Europa. Mientras la compañía mallorquina se dedica a estudiar los procesos industriales para el cultivo de cannabis en conjunto con investigadores científicos locales, Sovereign es una firma de capitales estadounidenses que crea y mejora genéticas de la planta.
Jeroni Galmés, catedrático en Fisiología Vegetal de la Universidad de Islas Baleares (UIB) y uno de los encargados del proyecto de Manacor Bio Island, dijo que “estos proyectos de mejora genética están destinados sobre todo a optimizar los procesos productivos. Los ensayos realizados hace unos meses en la UIB constituyen la base científica y técnica para la producción de la materia prima de alta calidad para tratamientos médicos avanzados”.