La Comisión Mixta para el Estudio de los Problemas de las Adicciones aprobó la semana pasada una Proposición No de Ley (PNL) que insta al Gobierno a realizar un estudio sobre el consumo de metanfetamina en España. La PNL fue presentada y defendida por el PSOE, y salió aprobada con 19 votos a favor y 16 abstenciones. La proposición, que no es vinculante, pide un estudio de las tendencias del uso de la metanfetamina con “especial atención en los colectivos LGTBI”.
La referencia a los colectivos LGTBI fue incluida por el uso que de esta sustancia se hace en contextos de “chemsex”, una práctica que consiste en mantener relaciones sexuales entre varias personas con sustancias psicoactivas para aumentar el placer y alargar las sesiones. Sin embargo, y a pesar de la referencia introducida en la PNL, el “chemsex” no está identificado como una práctica que afecte a la comunidad LGTBI en su conjutno, sino que es un fenómeno en el que mayoritariamente pariticipan hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres.
“Debido a la combinación del consumo por vía parental y la asunción de riesgos sexuales, el VIH puede convertirse en un problema más grave entre las personas que usan metanfetamina en forma indebida que entre quienes consumen otras drogas, y algunos informes epidemiológicos ya muestran esta tendencia”, dijo la senadora Patricia Abascal durante su intervención para defender la PNL, en referencia a las prácticas de “chemsex”. Según ha publicado Europa Press, la diputada del PP María del Carmen González, apoyó la PNL del PSOE y acordó con la senadora socialista incluir una enmienda para presupuestar el estudio.
El consumo de metanfetamina en España es bastante bajo comparado con el de otras muchas sustancias psicoactivas. Según los últimos datos de la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES), un 1,2% de la población de entre 15 y 64 años ha probado alguna vez en su vida la metanfetamina. Según los mismos datos, un 0,3% de los encuestados la habían consumido en los 12 meses anteriores, y un 0,1% de la población lo hizo en el último mes, lo que la convierte en una droga fuera del top 10 de las más consumidas en España.