Pasar al contenido principal

Que una buena mentira no te impida ver lo que pasó

Las redes sociales son, en este momento, un auténtico hervidero de embrutecimiento generalizado.

Las redes sociales son, en este momento, un auténtico hervidero de embrutecimiento generalizado.

Al menos son dos los motivos fundamentales: por una parte, la gente no suele leer el contenido de la información que comparten. Nos limitamos a leer el titular y saltar a las conclusiones, que habitualmente inferimos desde el titular. Por otra, los medios de desinformación y propaganda aprovechan este descontrol del embrutecimiento del personal, que se manifiesta en actitudes como las de ser incapaces de entender la ironía, la crítica o el sarcasmo evidente, para colar cualquier cosa que sea impactante y que se comparta. A esto último es a lo que ahora se llamaríamos “viralizar” (antes se trataba solo de que algo se compartía mucho, ahora un vídeo es "potencialmente" viral solo por cómo se ha producido). La web se convierte así en un terreno abonado par la oclocracia, “el gobierno de la muchedumbre”, o del ruido, según prefieran. 

Cualquier bulo medianamente elaborado corre como la pólvora porque el tiempo de atención medio que dedicamos cada uno de nosotros a ir más allá del titular suele ser prácticamente inexistente. Clicar (como mucho), leer la primera línea, asentir, enfadarse y compartirlo. Después dedicamos más tiempo a discutir de la idea sobre aquello que creíamos que iba la información que hemos compartido que sobre lo que realmente trataba.  La responsabilidad no es solo del usuario, claro, sino que los medios se aprovechan de ese caos y embrutecimiento a su favor: los clickbaits son el ejemplo más evidente de todo esto. 

Pues bien, varios medios estadounidenses dieron como veraz una información de The Daily Currant sobre que el día de Acción de Gracias los habitantes de Colorado gastaron alrededor de 1 millón de dólares en marihuana recreacional. Esto provocó que murieran más de 37 y que los hospitales colapsasen repletos de moribundos e intoxicados, en lo que parecía la peor epidemia de la historia de los EE.UU. 

Por supuesto la información era falsa: se trataba de una broma con un fin satírico. Reírse un poco del personal y bueno, a ver qué ruido hacía. En efecto no tardó mucho tiempo en salir gente al espacio “publico” de Internet alarmada y asustada por esta noticia. En lugar de pararse un segundo, reflexionar sobre el medio, la fuente, cómo está tratada y demás, la reacción natural de nuestro presente es la de “responder” y mostrar nuestros feelings inmediatos. Error. Error. Error.

 

En este vídeo vemos cómo un tipo que cayó en la trampa después tiene que arreglarlo diciendo que, en fin, no entendió que era una broma. Algunos de nosotros nos preguntamos “¿Cómo es posible que la gente entrara en pánico con la versión de Orson Welles sobre La Guerra de los Mundos cuando estaban constantemente alertando de que se trataba de una recreación?” Es cierto que la cosa no fue tanto como se cuenta, pero sí que mucha gente corrió alertada porque pensaba que eso estaba sucediendo. ¿Cómo es posible? La respuesta se nos escapa pero si alguien no ve una estrecha relación entre lo de Wells con situaciones como la de la falsa intoxicación por marihuana… Mal vamos. 

En el caso de la marihuana la excusa para saltar era evidente: si tienes prejuicios contra el cannabis no te vas a parar a pensar si esa información que te llega es correcta o te están tomando el pelo. Pero también sucede si eres un creyente de la marihuana y piensas que eso es falso sin molestarse en leerlo. Se enciende el piloto automático del embrutecimiento y se comparte. Y hay que mostrar mucha indignación: indignación blanca y de primer mundo, claro.

Demuestra que nadie lee las noticias, y que si las leen no prestan atención al medio (The Daily Currant se anuncia como página de humor satírico, lo que no deja lugar a dudas de que se trata de una broma) ni a los detalles de lo que está escrito. El ejemplo más claro es el que sigue: 

Se cita a un tal doctor Jack Shepard que es el cirujano jefe del hospital: “llevo metidos en bolsas de plástico cinco universitarios desde el desayuno y no va a parar. […] alguien tiene que detener esta locura. La semana que viene serán 200 o 300”. Ante todo la absurdez es monumental: ¿cómo van a morir 200 o 300 personas diárias? Esas personas son las que mueren en Sirya o en Irak (de hecho, la cantidad es menor), que, dicho sea de paso, no parece importar mucho a la moral anglosajona. Si fuese esto culpa de la maría se paralizaría el negocio inmediatamente. Pero es que, además, se cita a un tal Jack Shepard, médico cirujano que, ¿comparte nombre y apellido con el médico de la serie Lost

Por favor, nosotros como medio tratamos con responsabilidad la información. A veces nos equivocamos o damos cancha a noticias que no son del todo claras en el contenido. A veces pasa, si nos damos cuenta o nos lo hacen saber, rectificamos o hacemos otra entrada para explicarlo mejor. Tratamos de no engañaros, pero puede pasar que nuestra información, fuentes o el tratamiento del asunto sea erróneo. Eso pasa. Pero vosotros como lectores también tenéis responsabilidad: se trata de tener el aparataje crítico encendido para que no le cuelen cualquier cosa solo para que la viralicen. Apagad el botón del embrutecimiento porque eso solo lleva a una cosa: cerrarse en banda ante el diálogo con otros que no piensan igual que tú. Es negarse a saber, directamente. 

Te puede interesar...

¿Te ha gustado este artículo y quieres saber más?
Aquí te dejamos una cata selecta de nuestros mejores contenidos relacionados:

Suscríbete a Cáñamo