La operación fue puesta en marcha este pasado día 1 de octubre pero aún continúa en marcha por parte de la Guardia Civil. El dispositivo policial había detectado que en la supuesta construcción del geriátrico no se movía nada excepto dos personas que recorrían el descampado frente al hotel abandonado, con un par de perros y portando prismáticos.
Se trataba de dos ciudadanos de origen búlgaro. Sobre uno de ellos pesaba una búsqueda internacional por narcotráfico. Estos dos vigilantes fueron detenidos junto a un español, Roberto D.G., al que se le atribuye ser el capataz de esta red. Los tres están ahora en la prisión de Fontcalent. Otro posible colaborador se encuentra en libertad con cargos.
Este grupo había “reconvertido” el hotel abandonado, un monumento a la crisis del ladrillo y la especulación inmobiliaria de la década pasada, en un huerto de marihuana, donde se utilizaban los cuartos para el cultivo de la planta.
La Guardia Civil les ha encontrado notas que indican que la banda planeaba dar continuidad y renovar sus anuncios con otra valla publicitaria, para la que tenían diseñado un boceto. Esta vez preveían que apareciera la foto de una enfermera, y el eslogan "estamos trabajando para abrir nuestras puertas lo más pronto posible", tal y como se puede leer en algunos medios.
En la operación se intervino tres cultivos de 1.400 plantas de marihuana y otros dos con 1.000 plantas cortadas, y se comprobó que ya estaba hecho el cableado para implantar en el resto de habitaciones. En un salón de actos estaban preparados otros 35 huertos indoor. Cada habitación y cada piso estaba pensado para que el falso geriátrico pudiera producir hasta 30.000 plantas por año, estiman fuentes cercanas a la investigación del caso.