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A 39 años de la catástrofe nuclear de Chernóbil, el cáñamo ayuda a restaurar los suelos contaminados

La planta posee propiedades fitorremediadoras que le permiten absorber metales pesados y otras sustancias tóxicas del suelo.

El pasado fin de semana se cumplieron 39 años del desastre nuclear y medioambiental de Chernóbil, un suceso que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. El 26 de abril de 1986, la explosión de la central nuclear Vladímir Ilich Lenin liberó una enorme cantidad de materiales radiactivos, provocando la mayor catástrofe nuclear conocida hasta la fecha. Aunque la tragedia ha sido ampliamente documentada en libros, series y películas, uno de los aspectos menos difundidos es el papel del cáñamo como posible herramienta para mitigar la contaminación radiactiva.

La respuesta inicial al accidente fue la movilización de miles de personas para llevar a cabo tareas de limpieza en la zona, pero las consecuencias fueron devastadoras: enfermedades mortales, mutaciones genéticas y el desplazamiento forzoso de la población. El área afectada, con un radio de 30 kilómetros, fue declarada inhabitable debido a la alta concentración de elementos tóxicos como el cesio-137, el plomo, el estroncio-90 y el plutonio.

En 1996, un equipo de científicos liderado por Slavik Dushenkov propuso una solución innovadora: la siembra de cáñamo. Esta planta posee propiedades fitorremediadoras, es decir, tiene la capacidad de absorber contaminantes del suelo y del agua. En 1998 se estableció un cultivo experimental en la zona, que demostró ser una de las opciones más eficaces para la descontaminación ambiental. “El cáñamo está demostrando ser una de las mejores plantas fitorremediadoras que hemos podido encontrar”, afirmó Dushenkov.

La fitorremediación es un proceso más económico que muchas técnicas químicas tradicionales, y el cáñamo destaca especialmente por su capacidad para absorber metales pesados como el cadmio y el plomo sin sufrir daños en su desarrollo. Aunque Chernóbil sigue siendo una zona deshabitada y con altos niveles de contaminación, el cáñamo representa una esperanza real para la restauración ecológica a largo plazo.

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