Han pasado 18 meses desde que el cannabis con fines terapéuticos dejó de estar en la lista de estupefacientes en Alemania y pasó a ser un fármaco de prescripción. El Ministerio de Salud sostiene que, tras ese cambio, las importaciones de flores de cannabis crecieron por encima de lo esperado y que parte del mercado se desplazó hacia recetas privadas fuera del seguro público, a menudo facilitadas por plataformas digitales. Con este ajuste normativo, el Ejecutivo pretende que la prescripción y la dispensación de flores sea en persona, reforzando -de paso- el control clínico y el consejo farmacéutico.
La tramitación tiene además una dimensión europea, ya que Berlín notificó el borrador a la Comisión Europea a través del sistema TRIS, paso que activa el periodo de “standstill” (periodo de suspensión durante el que el Estado notificador no puede aprobar la norma para que la Comisión Europea y los demás Estados miembros formulen observaciones) ordinario antes de su adopción definitiva.
En paralelo, la Cancillería y el Ministerio de Salud publicaron síntesis oficiales que confirman el alcance del veto al envío de flores y la exigencia de consulta presencial. Prensa especializada y juristas han señalado posibles tensiones con la libertad de prestación de servicios y con el despliegue de la telemedicina, un debate que previsiblemente ocupará el trámite parlamentario.
El contexto de mercado ayuda a entender la urgencia política: datos oficiales muestran un salto notable de las importaciones de cannabis para uso médico en 2024 y 2025, con Canadá y Portugal entre los principales orígenes. Medios generalistas y farmacéuticos recogen que el despegue del canal online y de las clínicas digitales aceleró la demanda, al tiempo que parte del sector y colectivos de pacientes alertan del riesgo de que el péndulo regulatorio termine restringiendo el acceso para quienes ya estaban en tratamiento.
Con esta reforma Alemania busca corregir la forma en que se dispensa el cannabis medicinal, evitando los despachos de cogollos a domicilio recetados por telemedicina y fortaleciendo más el vínculo clínico y consejo en farmacia. El reto será mantener esa garantía de seguridad sin cerrar la puerta a pacientes que por distancia, movilidad o coste requieren de los envíos domiciliarios.