Un estudio clínico retrospectivo realizado en Canadá documentó que 19 pacientes con epilepsia farmacorresistente lograron periodos prolongados sin convulsiones tras ser tratados con aceites de cannabis medicinal. La mayoría eran niños y adolescentes.
La epilepsia farmacorresistente, también conocida como epilepsia refractaria, afecta a cerca del 30% de las personas diagnosticadas con epilepsia y se caracteriza por la persistencia de convulsiones a pesar de haber probado al menos dos fármacos antiepilépticos. Frente a este panorama, un equipo de investigadores en Toronto, presentó un estudio de casos con 19 pacientes que lograron periodos de al menos 90 días sin convulsiones, tras iniciar un tratamiento con productos cannábicos.
El estudio, publicado en Frontiers in Neuroscience en mayo de 2025, se basó en registros de una clínica neurológica ambulatoria especializada en epilepsia pediátrica. Los pacientes, 15 menores y 4 adultos, fueron tratados exclusivamente con aceites de cannabis que combinaban cannabidiol (CBD) y tetrahidrocannabinol (THC) o en algunos casos solo CBD. La mediana de duración sin convulsiones fue de 245 días y cinco de ellos superaron el año completo sin registrar crisis.
La pauta de tratamiento empleada consistió en un protocolo escalonado que iniciaba con CBD y luego incorporaba THC según la respuesta clínica. Se trataba de productos autorizados para uso médico en Canadá, con controles regulares y no incluían el uso de flores secas. La respuesta positiva no se limitó a ciertos síndromes epilépticos específicos, lo cual abre interrogantes sobre el potencial terapéutico del cannabis en un espectro más amplio de epilepsias.
Durante el tratamiento, algunos pacientes pudieron reducir o suspender totalmente otros fármacos. El 89% reportó mejoras en su calidad de vida, aunque la mitad experimentó efectos secundarios leves como somnolencia o disminución del apetito.
Este tipo de evidencias a diferencia de los ensayos clínicos aleatorizados, refuerzan la necesidad de reconsiderar el rol del cannabis medicinal en el manejo de epilepsias refractarias, especialmente cuando otras opciones ya se han agotado. Además, apuntan hacia la importancia de mejorar el acceso a tratamientos cannábicos bajo supervisión médica y continuar la investigación sobre biomarcadores que permitan predecir respuestas positivas a estos tratamientos.