El estudio fue llevado a cabo por equipos de la Mahasarakham University junto a hospitales del noreste tailandés, una región donde este tipo de cáncer hepático presenta una de las tasas más altas del mundo. Entre septiembre de 2019 y junio de 2021, se analizaron datos de 491 personas recientemente diagnosticadas con esta forma agresiva de cáncer biliar. De ellas, 404 recibieron cuidados paliativos convencionales y 87 accedieron a tratamiento con cannabis medicinal como coadyuvante.
Los resultados indicaron que el grupo con cannabis acumuló una mediana de supervivencia de 5,66 meses, frente a solo 0,83 meses en el grupo sin cannabis. La tasa de mortalidad también fue marcadamente inferior en quienes recibieron preparados cannábicos, con 10,9 muertes por cada 100 persona-mes, comparado con 48,35 en el grupo de atención estándar.
Los autores del estudio señalan que los beneficios observados podrían explicarse por el efecto de los cannabinoides en el control del dolor, las náuseas y la caquexia (pérdida extrema de peso y masa muscular), factores que suelen impactar negativamente la calidad de vida y la adherencia a tratamientos paliativos. No obstante, reconocen que, al tratarse de un estudio retrospectivo, existen posibles sesgos no controlados, como diferencias en el acceso a servicios o condiciones basales de salud.
El marco legal tailandés, que desde 2019 permite el uso de cannabis con receta médica en cuidados paliativos, ha permitido integrar este tipo de tratamientos en hospitales públicos, lo que a su vez ha facilitado la recolección de datos clínicos a gran escala. Aunque en 2025 el gobierno restringió el uso no médico del cannabis, se mantiene el acceso terapéutico bajo supervisión profesional.
Aunque la evidencia actual no permite concluir causalidad, la asociación entre uso de cannabis medicinal y mayor supervivencia en un tipo de cáncer de tan mal pronóstico es una señal clara que merece ser estudiada con mayor profundidad. Mientras se desarrollan ensayos clínicos controlados, garantizar el acceso seguro y supervisado a estos tratamientos en cuidados paliativos debería ser una prioridad sanitaria.