Un ciudadano canadiense que fue detenido en 2014 en China por supuesto tráfico de metanfetamina ha recibido la ratificación de su condena a la pena de muerte este mes de agosto. Robert Lloyd Schellenberg fue juzgado en 2018 y condenado a 15 años de prisión. Más tarde pidió una repetición del juicio y en 2019 fue de nuevo juzgado y condenado a la pena de muerte, que ahora ha sido ratificada. Un mes antes del segundo juicio Canadá había detenido a Meng Wanzhou, la vicepresidenta e hija del fundador de Huawei, y muchos ven en el caso Schellenberg una forma de presión internacional ejercida por China.
Schellenberg no ha sido la única posible víctima de la estrategia de China por evitar el procesamiento sobre la vicepresidenta de Huawei. Pocos días después de que se produjera la detención de la vicepresidenta en Canadá, China comunicó la detención del empresario Michael Spavor y el exdiplomático Michael Kovrig, por supuestos delitos de espionaje.
Según expertos en política y relaciones internacionales China está aplicando presión a Canadá mediante una especie de “diplomacia de rehenes”. La vicepresidenta de Huawei, Meng Wanzhou, que actualmente se encuentra en situación de arresto domiciliario en una de sus mansiones de Canadá, está pendiente de una petición de extradición por parte de Estados Unidos.
En el último mes China ha aumentado la presión mientras los jueces canadienses deciden sobre la extradición de Meng: el 10 de diciembre Schellenberg recibió la ratificación de su condena a muerte por tráfico de drogas y un día más tarde Michael Spavor fue condenado a 11 años de prisión.
“Todo es parte de una estrategia para presionar a Canadá y que libere a Meng. Pero en Canadá el poder judicial es independiente, sin interferencia política. En el caso de los Michael ha habido mucha falta de transparencia sobre los procedimientos, lo cual es inaceptable”, dijo a la BBC Paul Evans, profesor de relaciones internacionales en Asia y el trans-Pacífico en la Universidad de British Columbia en Canadá.