Un equipo científico ha identificado por primera vez una planta distinta al tabaco en un recipiente típico de la cultura maya, que era utilizado para guardar plantas y que fue encontrado en excavaciones arqueológicas. Gracias a una nueva técnica de análisis se ha descubierto la presencia de restos de caléndula mexicana, que se cree que podría haber sido consumida junto con el tabaco para mejorar el sabor de la mezcla.
Los investigadores realizaron análisis sobre 14 veneneras, que es el nombre que recibe un tipo de vasija de la cultura maya, algunas de las cuales estaban expuestas en museos y otras provenían de excavaciones arqueológicas recientes. Para el análisis se utilizó una técnica distinta a la que se había utilizado hasta ahora que permite la identificación de muchas más especies vegetales a partir de restos.
Antes de este estudio el único compuesto identificado a partir de los restos vegetales de las veneneras había sido tabaco de dos especies, Nicotiana rustica y Nicotiana tabacum. Esta vez, gracias a las posibilidades de la nueva técnica, los investigadores iban en busca de otras drogas que se hubieran vinculado con prácticas que alteran la mente. Finalmente la única planta identificada ha sido la especie Tagetes lucida, conocida como caléndula mexicana, pero la nueva técnica posibilitará nuevas identificaciones en el futuro.
“Aunque el tabaco estaba ampliamente documentado como una medicina y una planta sagrada entre los nativos americanos, esta era simplemente parte de un complejo mucho mayor de productos psicoactivos, incluidas las plantas que se fumaban y que por sí solas representan docenas de géneros”, dicen los autores del artículo científico. En la introducción los autores mencionan el testimonio de Bernardino de Sahagún, un misionero franciscano del siglo VI, que fue el primero en describir el consumo indígena de drogas en descripciones como la que sigue, publicada en Historia General de Las Cosas de Nueva España, en 1569:
«Hay muchas formas de estas cañas, y están hechas de muchas y diversas hierbas aromáticas, molidas y mezcladas entre sí, y llenas y empaquetadas de rosas, de especias aromáticas, del betún conocido como chapuputli, de hongos y de rosas llamadas poyomalli, o de tlzyetl, que es una hierba.»
“Estamos ampliando las fronteras en la ciencia arqueológica para que podamos investigar mejor las profundas relaciones que las personas han tenido en el pasado con una amplia gama de plantas psicoactivas, que fueron y siguen siendo consumidas por los seres humanos en todo el mundo”, dijo Shannon Tushingham, uno de los autores del estudio.