Desde el año 2021, en Argentina se implementó el Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN), bajo la órbita del Ministerio de Salud. Se trata de un sistema que habilita el autocultivo, el cultivo para terceros y el transporte hasta 40 gramos de flores o seis frascos de aceite medicinal. Al momento, hay más de 200 mil personas inscriptas que pueden hacer un uso terapéutico de los derivados de la planta, sin importar la composición de los cannabinoides ni vías de consumo. Pero, ¿qué sucede si un paciente debe salir del país? ¿Su tratamiento se vería interrumpido porque en otras naciones no existe una legislación similar y la simple posesión de flores sería considerada un delito? Un abogado argentino se hizo estas mismas preguntas y encaró todos los trámites para intentar ingresar sus flores a España de forma legal. El resultado: lo logró y, en exclusiva, le cuenta a Cáñamo cómo hacerlo.
Nicolás Rodríguez es uno de los cientos de miles de argentinos inscriptos en el Reprocann. A principios de marzo, él viajó a España para asistir a la Spannabis y pretendía traer cannabis de forma legal. Este joven reunió toda la documentación que le permite el transporte de los derivados de cannabis en su país y los apostilló en La Haya: desde la ley medicinal, la correspondiente reglamentación de la normativa y la habilitación del Ministerio de Salud. Además, Rodríguez sumó la inscripción de la variedad en el Registro Nacional de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas porque las flores son una genética con una historia particular. Choco Og es una de las treinta genéticas que están registradas en Argentina, por lo cual también pueden comercializarse tanto sus semillas como esquejes.
“Los trámites de certificación, legalización y apostilla tienen por objetivo acreditar la validez y autenticidad de la documentación emitida por el Ministerio de Salud relativa al Reprocann. También están los documentos que obraron en la inscripción de la variedad, como los estudios de cromatografía y la diferenciación de variedades”, cuenta Rodríguez, quien juntó todos los papeles en una carpeta y se subió a un avión rumbo a Madrid. Antes, les comunicó sus intenciones tanto a la compañía aérea que operaba el vuelo, como al Consulado de España en Buenos Aires, la Agencia Tributaria de España, a los ministerios argentinos de Salud, Relaciones Exteriores, Culto y Comercio Exterior. Y Rodríguez se embarcó a su cometido de ingresar poco menos de 40 gramos de cannabis a España. Él dice que no tenía miedo, pero sí asume que “tal vez algo de vértigo”.
Cuando Rodríguez llegó al Aeropuerto de Barajas, los oficiales de aduana “no advirtieron lo que estaba trasladando. Pero como tenía intenciones de permanecer con el material vegetal dentro de España, acredité toda la documentación ante el personal del aeropuerto”, cuenta el abogado. “Reaccionaron con la misma sorpresa y buena predisposición que dos oficiales que, dos días más tarde, me advirtieron por estar fumando en un parque de Madrid y al mostrarles toda la documentación del Reprocann se sorprendieron positivamente”, dice.
Si bien el ingreso de casi 40 gramos de cannabis de Rodríguez fue toda una proeza legal, no es el primer argentino que lo ha realizado. El año pasado, el pionero fue otro abogado: Piero Liebman, fundador de un estudio jurídico especializado en las regulaciones del cáñamo y el cannabis. Él hizo exactamente lo mismo que el mencionado caso: reunió toda la documentación correspondiente al Reprocann, la apostilló en La Haya y se subió a un avión rumbo a España. “Todos los trámites estuvieron allanados por una experiencia previa que llevó a cabo Piero Liebman. Sin su precedente, no sé si me hubiera animado a avanzar en ese sentido”, cuenta Rodríguez.
El transporte del cannabis de Rodríguez tuvo una diferencia sustancial al de Liebman. Resulta que las flores provienen de una de las pocas genéticas que están registradas en Argentina: Chogo Og, una variedad que pertenece al banco de semillas “1439 Criadores de Cannabis”. La idea era que durante la Spannabis el público internacional pueda probar estos cogollos 100% industria argentina y que fueron creados por Nicolás Geniso, uno de los cultivadores más reconocidos en el país del fin del mundo. Pero esta es otra historia que se contará mañana en el portal de Cáñamo.