Días atrás, Brasil se convirtió en el primer país de Latinoamérica en despenalizar la tenencia de cannabis para uso personal. Esta noticia sucedida la semana anterior es significativa no solo porque la nación carioca se trata de una de las potencias económicas e influyentes de la región, sino porque también podría ser un punto de partida para el resto del continente. Ahora, la última novedad es que se han dado a conocer los detalles de esta disposición judicial en la que los consumidores de la planta dejarán de ser considerados unos delincuentes.
En primer lugar, el Supremo Tribunal Federal (STF), máxima corte judicial del país, estableció un límite para distinguir a los usuarios de los traficantes. El criterio será el límite de 40 gramos de posesión. Por encima de ese límite, la persona deberá enfrentar una acusación penal. Además, se permitirá el cultivo doméstico con un máximo de seis plantas y sin distinción entre estado vegetativo y la floración.
“Será considerado usuario quien, para uso propio, adquiera, guarde, tenga en depósito, transporte o lleve consigo hasta 40 gramos de cantidad de cannabis sativa o seis plantas hembra”, dijo el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Luis Roberto Barroso, quien añadió que «la no fijación de criterio distintivo resultaba en que hubiese una gran discriminación en relación a las personas pobres, generalmente negras”.
De todos modos, el magistrado aseguró que la cantidad de gramos solo será “una referencia” y también se tendrán en cuenta otros elementos con la tenencia de una balanza o agendas de contactos. En todo caso, la policía podrá incautar los derivados de la planta y la Justicia terminará por resolver la situación del acusado. Pero no podrá ser llevado a prisión.
Por último, el STF también ha exhortado en su fallo tanto al Poder Legislativo, como al Ejecutivo, que adopten “medidas administrativas y legislativas para perfeccionar las políticas públicas de los toxicómanos, desplazando el enfoque de la acción del Estado de un régimen puramente represivo”.
El caso de la despenalización del cannabis en Brasil es único en la región. Mientras tan solo Uruguay es el único que tiene una regulación integral del consumo de la planta, Argentina, Colombia y Panamá, entre otros, solo permiten los usos medicinales.