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¿De qué hablamos cuando hablamos de riesgo psicodélico?

Desde conducir un coche hasta consumir alcohol o practicar deportes extremos, el riesgo es parte de nuestra cotidianeidad. Sin embargo, las sustancias psicodélicas suelen ser tratadas como una amenaza excepcional, asociadas al peligro y al delito.

Así lo expresa la antropóloga brasileña Bia Labate, quien plantea desde el medio digital especializado en drogas LucidNews.com, que esta visión revela más sobre nuestras construcciones culturales que sobre los compuestos en sí. El miedo al "riesgo psicodélico" opera como un relato que descontextualiza prácticas tradicionales y reproduce viejos esquemas de control.

En este sentido, la especialista, destaca que la criminalización de sustancias como el peyote, la ayahuasca, el cannabis o la coca no fue un gesto sanitario, sino una herramienta de represión racial y cultural. Estas plantas, usadas por comunidades originarias durante siglos, fueron perseguidas en nombre del orden y la moral.

Labate subraya la diferencia entre riesgo y daño. El riesgo es una posibilidad; el daño, una consecuencia. Confundir ambos conduce a políticas punitivas injustificadas. La narrativa dominante magnifica episodios negativos, como los "malos viajes", mientras invisibiliza miles de experiencias transformadoras, espirituales o terapéuticas. Esta selección de historias no es inocente y consolida jerarquías, reforzando el estigma sobre los usos no clínicos de estas sustancias.

La medicalización creciente de los psicodélicos, aunque abre puertas legales y sociales, señala la antropóloga, también encierra riesgos: establece una única forma de "uso seguro", la regulada por el Estado y la ciencia. En este marco, los usos comunitarios, espirituales o personales son vistos como desordenados o peligrosos.

Por último, Labate advierte sobre el olvido sistemático de las culturas que han sabido convivir con estas sustancias sin que ello suponga una amenaza social. Desde rituales con iboga en África hasta ceremonias con hongos en México, estas prácticas contienen el riesgo sin anularlo, lo integran como parte del proceso. En Estados Unidos, también existen formas culturales propias donde los psicodélicos se insertan en comunidades, festivales y religiones, sin que ello haya derivado en crisis sanitarias generalizadas.

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