¿Cuánta marihuana es suficiente para que produzca los beneficios de la planta pero evite los perjuicios? Por desgracia, esta pregunta carece de respuesta en estos momentos. La gente que trabaja en busca de estas dosis ideales aún se plantean cuánto es necesario para que se disfrute de lo bueno y se evite lo malo.
En el panorama científico, a estas dosis bajas pero que aún produce los efectos necesarios para que uno pueda sentir algo se las conoce como “microdosis”. Hace unos cuantos años, el concepto de microdosis llegó al mundo del cannabis. No sin polémica: “la homeopatía de la marihuana”, se le llegó a llamar. No sin razón pues parecía que los efectos de estas microdosis estaban más en la cabeza del consumidor que en la realidad. En Italia se conoce a este producto como “cannabis light”, aunque no se trata tanto de microdosis como de cannabis con escasísimo THC.
Sea como sea, las microdosis se supone que ayudaban a obtener lo bueno evitando lo malo. Además, sirven como trampolín para las personas que tienen curiosidad por el cannabis pero no quieren entrar por la puerta principal. Las microdosis, además, han sido el caballo de batalla de lo que se conoce como “productos para la vida”. Es decir, comestibles, cremas, incluso cartuchos de vapeo, que trataban de evitar los problemas derivados de las leyes anti-marihuana. Menor dosis, menos problemas con los distintos organismos que van a regular tu producto.
Pero si la microdosis de cannabis ya eran llamadas “homeopatía del cannabis”, atención a las dosis ultra bajas, pues su defensores las comparan directamente con la hemopatía porque “comparte sus principios”. Principios que, por otra parte, se ha demostrado suficientemente que no tienen fundamentos. Este principio es el de la hormesis, es decir, que un compuesto tiene los efectos opuestos en dosis bajas a los que tendría cuando se usa en grandes cantidades.
“La medicina homeopática se basa en este concepto. Los compuestos que pueden ser tóxicos o causar efectos indeseables en dosis estándar se diluyen en varios niveles de magnitud, momento en el que la forma altamente diluida se usa para prevenir esos mismos síntomas”, comenta en Leafly Stacia Woodcock trabajadora de un dispensario. Para Woodcock: “se considera que una microdosis son 2 mg de THC, una dosis ultrabaja sería de 0,02 a 0,2 mg de THC”. Y ¿de qué sirve una dosis así?
Cuando decimos que la homeopatía se basa en un principio que se demuestra invalido no es que sea que la idea (evidente) de que en pequeñas cantidades las cosas no tienen los mismos efectos que altas cantidades (obvio, insistimos), sino en que diluir un compuesto hasta convertirlo en agua es, básicamente, convertirlo en agua. No tiene afecto alguno.
Sin embargo, hay algunas evidencias que podrían apoyar la idea de que las dosis tan increíblemente bajas podrían tener algún efecto. Según el autor principal de un estudio de 2010, el Dr. Haitham Amal, investigador principal del Laboratorio de Neurómica, Señalización Celular y Medicina Traslacional del Instituto de Investigación de Drogas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el potencial de las dosis ultrabajas para emitir efectos protectores supera sus posibles perjuicios. En otra investigación de la misma persona del 2014 se llegó a la conclusión de que las dosis ultra-bajas podrían proteger a la persona de inflamaciones cerebrales, por lo que podría usarse potencialmente para ayudar con enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson. Por el momento, no hay mucho más al respecto.
En cualquier caso, si tienes curiosidad por probar una dosis ultrabaja, algunos médicos recomienda una dosis de 0,0002 mg/kg en humanos, que equivale a aproximadamente 0,014 mg (o 14 microgramos) para una persona de 70 kg. Esta dosis es 100 veces más baja que el umbral estándar (1-2 mg de THC), que es cuando los efectos intoxicantes del THC comenzarían a aparecer.
100 veces más bajas, ¿Sirve esto de algo?