En Estados Unidos la ketamina forma parte de los fármacos que un equipo de urgencias médicas puede utilizar para la contención de una persona que presenta un “delirio excitado”, un diagnóstico no reconocido por las Asociación Americana de Psiquiatría definido como un comportamiento agresivo con fuerza sobrehumana e hipertermia. La muerte de un joven que fue brutalmente reducido por la policía y al que más tarde se le inyectó una dosis excesiva de ketamina ha generado un debate sobre el uso de la sustancia para esos contextos.
En 2019 Elijah McClain, un joven negro de 23 años, fue reducido por la policía después de que alguien llamara a emergencias y dijera que McClain, que caminaba solo por la calle, presentaba un comportamiento sospechoso. La policía le practicó dos veces una maniobra de estrangulamiento que ahora es ilegal en el país. El joven vomitó y perdió el conocimiento y con la llegada del equipo de emergencias recibió una inyección de ketamina que le provocó un paro cardíaco y lo condujo al hospital, donde murió unos días después.
El uso de la ketamina en estos casos es relativamente frecuente: según un informe en los últimos dos años y medio en Colorado se inyectó en 902 personas por delirio excitado y el año pasado un médico de Minnesota presentó una demanda alegando que la policía lo había presionado para inyectar ketamina a una persona durante un arresto. “De lo que estamos hablando es de la militarización de la medicina. Bien podría ser un Taser o una pistola”, dijo a The Guardian la abogada que representa a la familia de McClain. La abogada asegura que el joven no mostró ninguno de los signos del “síndrome del delirio excitado”, y que los oficiales de policía emplearon “palabras en clave como 'tenía una fuerza sobrehumana'” en un intento de influir en los paramédicos para que le administren la inyección y justificar su propio uso de fuerza excesiva.
Según The Guardian, la polémica sobre el uso del diagnóstico de “delirio excitado” proviene en parte de su surgimiento durante la guerra contra las drogas en la década de 1980, y se ha aplicado en numerosas ocasiones de forma desproporcionada en las autopsia de hombres negros asesinados por la policía. Como consecuencia de la muerte de Elijah McClain el estado de Colorado prohibió el año pasado el uso de ketamina para el delirio excitado con una ley que puntualiza que la policía no debe influir en los médicos para que la usen, y hay un proyecto de ley federal para llevar una medida similar a todo el territorio del estado.