Navegando por internet hemos topado con un tratado francés de plantas medicinales editado en 1714, el Tratado Universal de Drogas Simples, escrito por Nicolas Lemery, un Doctor en Medicina de la Real Academia de Ciencias. Un libro friqui y antiguo sobre plantas medicinales que hemos tenido a bien revisar para ver qué se pensaba hace 300 años sobre el cannabis.
“Es una planta que crece al menos a la altura de un hombre: el tallo es recto, de cantera, único, veteado, rugoso, hueco por dentro, cubierto de una corteza filamentosa; la hoja se extiende con la mano abierta, dividida en cuatro o cinco partes dentadas, de color marrón verdoso, ásperas al tacto, con un olor desagradable. Esta planta se divide en dos partes; en hembras y machos, o en fértiles y estériles”, dice la descripción de la planta.
Además de recoger su uso para fibras (“sus tallos se utilizan para hacer las telas de cáñamo”), el tratado recoge las utilidades medicinales conocidas en aquella época en Francia: “Es apto para las quemaduras, para el zumbido de los oídos, para matar gusanos: su semilla se considera apta para ralentizar el ardor de Venus, tomándose varios días seguidos; también calma la tos. La dosis va de un escrúpulo a una dracma.”
Las aplicaciones que refiere el tratado de plantas coinciden con algunas de las actuales investigaciones y aplicaciones del cannabis. En primer lugar, la aplicación de cremas a base de cannabis se ha visto que proporcionan efectos antiinflamatorios y analgésicos en enfermedades de la piel, heridas o quemaduras. En segundo lugar, algunos estudios han referido que el uso de cannabis puede calmar a las personas que sufren tinnitus, o acúfenos, un síntoma que se describe como un zumbido en los oídos o un ruido de fondo; aunque la relación no está bien estudiada.
Tradicionalmente también se ha usado el cannabis para acabar con parásitos en humanos y animales, aunque no se ha producido apenas investigación reciente que ahonde en esta aplicación. Por último, cuando dice que la semilla sirve “para ralentizar el ardor de Venus”, no sabemos bien si se refiere a los dolores menstruales, a la sintomatología asociada a la menopausia, o a ambas. En cualquier caso, hoy en día cada vez más mujeres se están aprovechando de esta útil aplicación del cannabis.
Por lo demás el poder antiinflamatorio y analgésico del cannabis puede servir para calmar la tos, aunque a través de otra vía de administración que no sea la fumada, que sería contraproducente. Para acabar de explicarlo todo: el escrúpulo y la dracma son antiguas medidas de peso utilizadas en farmacia, un escrúpulo equivale a 1198 mg y una dracma 3594 mg, y en este caso sirven como medidas de referencia para ajustar la dosis de cannabis.