La planta del cannabis se originó en la meseta del Tíbet hace 28 millones de años, según la investigación más reciente al respecto, publicada el pasado año en la revista Vegetation History and Archaeobotany. Un equipo de investigadores de la Universidad de Vermont realizó un estudio sobre los ancestros de la planta del cannabis para dar con el inicio de su desarrollo como especie.
Para rastrear los orígenes de la planta los investigadores utilizaron los datos disponibles sobre la distribución geográfica y temporal de plantas salvajes, aprovechando la información de 155 estudios anteriores. El método para hallar el origen del cannabis fue el de comparar los restos fósiles de polen, que es la parte de las plantas que mejor sobrevive al paso del tiempo, buscando similitudes y diferencias con el desarrollo de otras especies. El estudio de los pólenes ayudó a determinar que el lúpulo y el cannabis tienen un ancestro en común.
Estudios anteriores ya habían situado el origen del cannabis en torno a hace 28 millones de años, y el objetivo de los investigadores de Vermont fue establecer, con la mayor precisión, la región donde se originó y empezó a cultivarse. Las referencias condujeron a las regiones del sur de Rusia y el norte de China, y finalmente el lugar quedó fijado en la Meseta del Tíbet, en las inmediaciones del lago Qinghai. La localización está a pocos cientos de kilómetros de la cueva Karst de Baishiya, en la que el año pasado se identificaron restos de un antiguo pariente del Homo sapiens: los denisovanos.
Según la información recogida por Ancient Origins, el cannabis llegó a Europa mucho más tarde, hace aproximadamente 6 millones de años y se habría extendido hasta el este de China hace 1,2 millones de años. A lo largo de los milenios, el cannabis llegó a África y desde ahí a América del Sur en el siglo XIX, y entró en los Estados Unidos a principios del siglo XX.