El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social de Japón anunció hace unas semanas que emitirá un comunicado a los gobiernos locales para que reduzcan las restricciones para el cultivo de cáñamo industrial. El ministerio también comunicó que en octubre se establecerá un foro de discusiones entre el Ministerio de Salud, los gobiernos locales (prefecturas) y los productores de cáñamo para debatir medidas concretas al respecto.
En Japón el cultivo de cannabis no psicoactivo para la obtención de fibras está regulado pero las actuales normativas obligan a los cultivadores a implementar costosas medidas de seguridad en las plantaciones. Según The Tokio Shimbun, los requisitos para los cultivos de cáñamo industrial incluyen la instalación de cámaras de vigilancia, vallado de los campos y patrullaje de seguridad, lo que desincentiva a muchos agricultores que estarían interesados en el cultivo de la planta.
En enero el Ministerio de Salud anunció un posible endurecimiento de las leyes relativas al cultivo y uso de cannabis psicoactivo. El ministerio convocó un panel de expertos para discutir una revisión de la Ley de Control de Cannabis con vistas a valorar un aumento de las medidas represivas y punitivas relacionadas con la planta de uso recreativo. Actualmente en Japón la posesión y el cultivo de cannabis son castigados con penas de cárcel de hasta cinco y siete años respectivamente.