El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, lo ha dejado claro desde el momento de su toma de posesión: “La guerra contra las drogas ha fracasado”, dijo en su discurso inaugural como presidente. “Es hora de una nueva convención internacional que lo acepte” —afirmó Petro—, y de sustituir la prohibición por una “política de prevención”.
Las palabras del presidente fueron claras y revelan su intención de avanzar en la regulación del cannabis para uso adulto y acabar con la criminalización de los cultivadores de hoja de coca, con miras a un mercado regulado que también podría incluir derivados como la cocaína. Petro quiere aplicar una nueva política que acabe con la criminalización de los campesinos y comunidades indígenas, y en su lugar darles oportunidades de mejorar su desarrollo socioeconómico para revertir el daño que la guerra contra las drogas les ha provocado. Petro también ha apuntado la necesidad de abordar las problemáticas relacionadas con las drogas desde la perspectiva de la salud, y no de la represión.
“La Policía Nacional no está para perseguir jovencitos en los parques. [...] La Policía Nacional no está para llegar a casa de una familia campesina, y porque cultivó hoja de coca arrastrarlos hasta las cárceles. [El] 25% de los presos en las cárceles son campesinos de Colombia. Eso lo único que va a provocar son unas guerras secretas, clandestinas, en los barrios. Una confrontación permanente y creciente entre una ciudadanía joven y un personal de la policía joven. Y esa no es nuestra guerra”, dijo Petro en su discurso de transmisión de mando, realizado este fin de semana.