Días atrás, el rey de Marruecos, Mohamed VI, le concedió el indulto a un total de 4.831 personas presas por delitos relacionados al cannabis. La gran mayoría de ellos se tratan de pequeños campesinos que viven en la región del Rif, ubicada al norte del país y la zona más emblemática con respecto al cultivo de la planta para la posterior producción del kief. Esta medida se anunció el pasado 20 de agosto durante la 71° fiesta nacional de la Revolución del Rey y el Pueblo, en la que la corona suele otorgar diferentes amnistías.
El perdón masivo de la realeza marroquí sucedió después de tres años de la sanción de la ley que permite la producción de cannabis para fines terapéuticos. Según la agencia de noticias local, MAP, unos 548 indultados se encontraban en prisión y otros 137 habían sido condenados a cumplir una pena en la cárcel, pero todavía se encontraban en libertad. El resto habían sido procesados antes de la legalización medicinal del país.
A partir de un estudio de la ONG Global Initiative, se calcula que en la zona del Rif existen entre 96.000 y 140.000 familias que viven directa o indirectamente de la industria del cannabis, en la que su inmensa mayoría son pequeños campesinos que se encuentran en una situación económicamente vulnerable. Los trabajadores suelen percibir un salario diario cercano a los 10 euros. En 2016, el entonces presidente de la región, Ilyas al Omari, aseguró que el 80% de los ingresos de la población del Rif estaba relacionado al cannabis.
El Rif también ha concentrado la principal oposición política al régimen marroquí de Rabat. Entre los años 2016 y 2017, allí sucedieron unas importantes revueltas y una brutal represión que aún mantiene presos a diferentes activistas. Por eso, la legalización del cannabis buscó calmar la tensión en la zona y permitir una salida económica a sus pobladores, ya que Marruecos solo permite la producción en la planta en esta región. Ahora, los nuevos indultos del rey son un guiño para abrochar la paz con el Rif.