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La DEA quiere prohibir más drogas psicodélicas con potencial terapéutico

La agencia ha propuesto fiscalizar el DOI y el DOC.

A pesar del fracaso de la prohibición y de la creciente tendencia de varios territorios de Estados Unidos a despenalizar las drogas psicodélicas, la administración del país sigue empeñada en prohibir más sustancias. La Agencia para el Control de Drogas (DEA) propuso la semana pasada incluir otras dos drogas psicodélicas —que no son nuevas— en la Lista 1 de la Ley de Sustancias Controladas: el DOI y el DOC.

Ambas drogas son sustancias clasificadas como psicodélicas y fueron sintetizadas y popularizadas por Alexander Shulgin, célebre químico que dedicó buena parte de su vida a explorar nuevos compuestos psicoactivos que abrieran las puertas de la mente. Tanto el DOI como el DOC son feniletilaminas de efecto psicodélico y estimulante, con una duración de entre 12 y 24 horas, y que fueron incluidas en la clasificación de Shulgin como sustancias potencialmente útiles para la exploración de la mente y para usarse en terapia.

Ninguna de las dos sustancias propuestas para fiscalización se conocen en profundidad ni son muy populares. Su perfil de efectos (con más riesgos y mayor dificultad de manejo en comparación con otras drogas psicodélicas como la LSD) las hace complicadas para usar con intención recreativa y su venta y su demanda es muy baja. Algo que también ocurre con otra droga que la DEA quiere prohibir, el DiPT, un alucinógeno muy singular que únicamente provoca alteraciones auditivas, y no afecta a la vista, al tacto ni al olfato.

Este mismo año la DEA ha propuesto incluir otras cinco sustancias en las listas de drogas prohibidas, pero se ha topado con la oposición de numerosos investigadores y activistas, quienes han conseguido que una jueza obligue a la DEA a escuchar las razones de por qué no deberían prohibirse. Los que se oponen argumentan que estas sustancias actúan sobre los mismos receptores del cerebro (los 5ht2a) que otras drogas psicodélicas que actualmente están bajo investigación —como la psilocibina o la LSD— por sus usos potenciales en terapia para la salud mental, y que prohibirlas dificultará enormemente su estudio.

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