En los mercados legales de Estados Unidos y Canadá, el perfil de la persona usuaria de cannabis está cambiando. Un estudio publicado el 24 de noviembre por el sitio especializado MJBizDaily confirma que la Generación Z (nacida entre mediados de los 90 y principios de los 2010) está dejando atrás la imagen clásica del "colocón" recreativo, apostando por formas de consumo dosificables, integradas al autocuidado y enfocadas en efectos concretos como la concentración o el alivio del estrés.
Aunque los millennials siguen siendo el grupo con mayor peso en el mercado legal de cannabis, las preferencias de la Generación Z están marcando la agenda cultural y comercial. Datos de la consultora Headset revelan que entre ambos grupos etarios concentran dos tercios del gasto cannábico legal. Lo novedoso es la motivación del consumo, ya que el 69 % de personas entre 18 y 24 años prefiere el cannabis al alcohol y un 56 % está reemplazando parte de su consumo alcohólico por comestibles o bebidas con THC, especialmente en formatos de baja dosis.
Este cambio de paradigma también se refleja en la oferta de los dispensarios. En ciudades como Los Ángeles, tiendas especializadas han comenzado a adaptar sus categorías y materiales informativos para responder a una clientela joven, informada y orientada al bienestar. Se priorizan productos como vaporizadores discretos, tinturas, cápsulas, cremas y comestibles funcionales. La organización de los estantes ahora responde a efectos buscados, como "enfoque" o "relajación" y no al porcentaje de THC. Incluso el diseño de los empaques ha cambiado abandonando los colores estridentes en favor de estéticas sobrias y coherentes con una cultura del autocuidado.
A su vez, el marketing enfrenta nuevas exigencias. Atrás van quedando los envases que imitan golosinas, promesas exageradas o narrativas centradas en el exceso tienden a ser rechazadas por una generación que busca información clara por sobre todo. Es por eso que aquellas tiendas que capacitan a su personal y crean espacios educativos, están logrando fidelizar a este nuevo segmento, aunque el gasto promedio por compra pueda ser menor que en otras franjas etarias.
El auge de la Generación Z en los mercados regulados plantea un nuevo reto donde el uso de cannabis ya no se define por la transgresión, sino por la gestión consciente de sus efectos. Esta tendencia podría allanar el camino hacia modelos más maduros de regulación, centrados en la salud pública y la reducción de daños.