En el mundo existen varios países que han avanzado en disminuir las condenas a los usuarios de cannabis. Hay experiencias de legalizaciones totales, regulaciones medicinales y también están aquellos que han despenalizado la tenencia para consumo personal. Sin embargo, en Asia las condenas por los delitos relacionados a los derivados de la planta son draconianas. Un ejemplo de ello es la situación de Tom Félix, un francés de 33 años que está en una prisión de Malasia hace más de un año quien y podría ser castigado con la pena de muerte por un delito de posesión de flores que él ni siquiera cometió.
El caso comenzó en 2023, cuando la policía local ingresó al apartamento de Félix y encontraron varios cientos de gramos de cannabis. Pero las flores no eran de él, sino de su compañero de piso, el cual ha llegado a confesarle el hecho a las fuerzas de seguridad. De todos modos, esto no alcanzó para que el ciudadano francés sea liberado. “En prisión lo golpearon. La mayor parte del tiempo lo encierran en una celda donde hay luces de neón encendidas las 24 horas, sin la posibilidad de taparse los ojos para dormir”, contó su madre Sylvie, en diálogo con la cadena de radio France Bleu La Rochelle, en relación a las torturas que recibió su hijo.
Sylvie y su marido, Jean-Luc, trabajan como profesores en Singapur y una vez por mes pueden visitar a su hijo por un tiempo máximo de treinta minutos. “Psicológicamente no puede más”, describió la madre de Félix, quien tendrá su juicio durante el próximo mes de junio. Las condenas relacionadas a narcotráfico son extremas y severas en Malasia, por lo que la pena de muerte es una posibilidad si el juez la considera oportuna. La familia del acusado le ha solicitado al presidente de Francia, Emmanuel Macron, que interceda por la liberación de Félix.
"La police a trouvé dans les lieux communs du cannabis": les parents de Tom Félix, un Français incarcéré en Malaisie, racontent pic.twitter.com/lfPFmLRYr5
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"Il était terrorisé": les parents de Tom Félix, un Français qui risque la peine de mort en Malaisie, témoignent pic.twitter.com/HmSNYo6QMa
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