Resulta poco habitual ver a los policías conducir coches que entran en la categoría de “producto de lujo”. En Denver un Tesla de alta gama lleva las insignias de los agentes de la ley.
Hasta hace poco la policía de Denver no hizo declaración alguna al respecto de por qué tienen un Tesla Modelo S entre los coches de su parque de automóviles. Ha tenido que ser el Fiscal general de Colorado el que ha reconocido que el coche se adquirió después de una intervención para impedir una operación de tráfico de marihuana en 2017.
Las explicaciones son necesarias porque el precio medio de un Tesla de 2013, como es este modelo S, ronda los 35.000 – 40.000 dólares, algo más de 10.000 dólares de lo que cuesta un modelo Ford de los que la policía suele utilizar.
El coche fue propiedad de Aaron Baca, director de la empresa Put on Developments LLC. A Baca se le acusa de conspirar con otra compañía, Allied Exteriors, para tratar de mover cannabis cultivado en Colorado a otros estados. Una violación clara de las leyes federales anti-droga. Además se le acusa de blanqueo de dinero y evasión de impuestos.
Para poder salir de prisión bajo fianza, Baca llegó a un acuerdo con la fiscalía en el que tuvo que pagar con su casa y el coche. La DEA y la policía de Denver se repartieron en botín y estos últimos pillaron el coche. La policía de Denver dice que, a pesar de que el coche les ahorra unos 6.000 dólares al año en combustible, lo utilizan solo en casos especiales.