Amberes (Bélgica) tiene un serio problema con la cocaína. El puerto comercial de la ciudad, el segundo más importante de todo el norte de Europa, es considerado la principal puerta de entrada de cocaína proveniente del continente americano a Europa. Los cargamentos de cocaína incautados van en aumento y baten sucesivos récords. El año pasado las autoridades incautaron 89,5 toneladas de cocaína, la cifra más alta de la historia del puerto, y las autoridades apuntan que este año se volverá a batir el récord, superando las 100 toneladas.
Por supuesto, lo que se incauta es tan solo una pequeña parte de la cantidad de cocaína que desembarca en el puerto belga. Aún así, tal cantidad de toneladas incautadas ya supone un problema para la administración de justicia de la región, que no dispone de la capacidad para destruir tanta cocaína. “Hay un problema con la capacidad de los incineradores”, dijo a la AFP un portavoz de la aduana belga, según publica el diario Spiegel.
Destruir la cocaína no es tarea fácil. La destrucción de droga requiere de grandes incineradores y genera residuos tóxicos para el medio ambiente. “Hay que cumplir con normas ambientales”, dijo el portavoz de la aduana. La cantidad de incineradores autorizados no alcanzan para toda la cocaína incautada, y está provocando que la droga se acumule en el mismo puerto. Esto podría estar atrayendo la atención de las mafias, y ya se han registrado hechos sospechosos en la zona. Según el diario belga De Standaard, recientemente se avistó un drone de origen desconocido que espiaba la zona.