El pasado mes de julio la Casa Blanca anunció que Colombia llegaba a la cifra record de 209.000 hectáreas de coca sembradas en el año 2017, con el dato adicional sobre un aumento de productividad del 19%. Por otro lado, el SIMCI (Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos) de UNODC (Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito) publicó de manera más detallada que Colombia había llegado a las 171.000 hectáreas de coca. Sea cuál sea el dato real, lo cierto es que aumentó la cantidad de cocaína, aproximándose a las 1.440 toneladas métricas de cocaína.
Contrario a estos aumentos, según los informes mundiales de drogas de UNODC para el año 2014 se estimaban 18.8 millones de consumidores, mientras para el año 2017, se estimaron en 17 millones de consumidores, es decir 1.8 millones menos de consumidores. Además de la disminución de consumidores, también disminuyó el precio del gramo de cocaína en Estados Unidos según los datos de la estrategia nacional de drogas de 2015, que indicaban que un gramo de cocaína en el año 2000 costaba 198 dólares y en 2012 ya costaba 98 dólares.
Dado que los consumidores disminuyeron así como el precio, pero aumentaron los cultivos y la producción de cocaína, el EMCDDA (Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías) confirmó las alertas preliminares de las organizaciones de reducción de daños en espacios de fiestas de España, Inglaterra, Suiza, Holanda y Colombia que ya advertían un aumento significativo en la calidad de la cocaína desde mediados del año 2017.
“Parece que el aumento de la producción de cocaína en América Latina se está empezando a sentir en el mercado europeo. En algunos países, el análisis de aguas residuales ha proporcionado una advertencia temprana de una mayor disponibilidad y uso de la droga, lo que ahora también se refleja en otras fuentes de datos. Pese a que los precios de la cocaína se han mantenido estables, su grado de pureza es, en la actualidad, el más alto de los últimos diez años en Europa”. Aseguró el EMCDDA en su informe anual de 2018.