La conformación del Movimiento Cannábico Autoconvocado bonaerense representa un gesto político frente a la coyuntura adversa que atraviesan las organizaciones cannábicas. Impulsado por espacios como Cannabis Medicinal Bahía Blanca, RESET, Madres Cultivadoras Argentinas y Cultivo Mi Medicina, el Movimiento busca articular resistencias y construir una agenda colectiva para frenar retrocesos en materia de derechos.
Claudia Pérez, vocera de Madres Cultivadoras Argentinas, sintetizó el espíritu del espacio en declaraciones a la revista THC. “Nos impulsa la avanzada en retroceso en materia de derechos. La formación de esta red nos va a fortalecer y nos permitirá construir herramientas para resistir y defender nuestros derechos legítimos”. Por su parte, Karina Romanelli, presidenta de Cultivo Mi Medicina, remarcó que quieren "una ley real, inclusiva, que reconozca el trabajo silencioso de las madres, la economía popular y la comunidad en general. Sin comunidad no hay cuidado posible, ni producción sustentable”.
En los últimos meses, diversas organizaciones alertaron sobre recortes presupuestarios, falta de insumos y trabas administrativas que afectan directamente a pacientes, cultivadores y usuarias de cannabis con fines terapéuticos o comunitarios. El Movimiento se propone ordenar demandas, visibilizar prácticas de cuidado nacidas en los territorios y fortalecer la interlocución con municipios y organismos provinciales, con el objetivo de que la agenda cannábica no quede reducida a la esfera comercial ni a las grandes empresas.
Uno de los primeros pasos fue abrir un registro de organizaciones cannábicas de toda la provincia. Este relevamiento servirá para mapear necesidades y capacidades, e impulsar una hoja de ruta que incluya capacitaciones en reducción de daños, asesoramiento legal para personas cultivadoras y usuarios, y estrategias para incidir en ámbitos legislativos. La articulación de experiencias diversas aparece como una condición para sostener una presencia eficaz en el debate político.
Si bien el Movimiento nace en Buenos Aires, sus referentes insisten en que su diseño recoge aprendizajes acumulados en dos décadas de activismo cannábico: el trabajo barrial, el acompañamiento a pacientes, el vínculo con centros de salud y el intercambio con el campo de la investigación. La novedad reside en su escala provincial y en el intento de reunir, bajo un mismo paraguas, experiencias que hasta ahora actuaban de forma dispersa.
La aparición del Movimiento Cannábico Autoconvocado en la provincia más poblada Argentina es un síntoma ante los retrocesos y su desafío será convertir esas demandas territoriales en fuerza política capaz de frenar la criminalización y de consolidar políticas públicas que reconozcan la experiencia acumulada en los territorios.