Las regulaciones sobre comestibles en Canadá son bastante duras. Para añadir leña al fuego, la provincia de Quebec ha decidido endurecer aún más estas normas.
Desde que Canadá es un país en el que se puede consumir marihuana, los comestibles han sido foco de polémica. La regulación del Ministerio de Salud permite que los comestibles tengan hasta 10 mg. de THC pero no deja que estos comestibles tengan azúcar, endulzantes o color. Según la dueña de un dispensario en Canadá, con estas normas “nos proponen que vendamos arena”.
Pues si estas reglas parecen duras, en la provincia de Quebec han decidido subir el listón un poco más. Se prohíbe la venta de cualquier dulce de cannabis (teniendo en cuenta de que no podía llevar azúcar, eso de “dulce”…). Detrás de esto está la idea de prohibir cualquier producto que pueda llamar la atención de los niños que, como se sabe, se llevan todo lo que pillan a la boca.
También se reduce en Quebec la cantidad de THC por producto del 10 al 5 THC, pero solo en los productos que sean líquidos. Los costes para el que se salte la ley van desde una multa de 5.000 hasta los 500.000 dólares.
Es cierto que la ley canadiense, desde el primer momento, ha tenido una piel muy fina para la relación entre la presentación del producto y el atractivo que este pueda tener para los niños. Es obsesiva la idea de que los productos cannábicos deben ser lo menos atractivo posible para los críos. La ingesta accidental de algunos de estos productos han sido siempre una excusa para implantar estas medidas tan rígidas, nunca un motivo real de preocupación pues la cantidad de casos a nivel mundial son tan escasos que no existe un problema real más allá de no dejar los productos al alcance de los niños.
El gobierno cree que con estas normas va a hacerle daño al mercado negro, pero los datos que se manejan no dicen eso: el mercado negro canadiense es tan fuerte o más que nunca y la gente acude a él cuando no puede conseguir el material que quieren en los circuitos legales. Aseguran también que estas medidas se toman después de haber escuchado el feedback que los ciudadanos canadienses les han dado durante estos meses de legalización.