Hace 10 años, el 11 de mayo de 2011, un grupo de agentes de la policía de Honduras y de la Administración estadounidense para el Control de Drogas (la DEA) dispararon contra un barco-taxi que bajaba por la remota región de Ahuas, al noroeste de Honduras. Los agentes antidroga mataron a dos mujeres, un adolescente y un hombre de 21 años y dejaron a otras personas gravemente heridas. El episodio fue defendido como una operación contra la droga exitosa, pero periodistas, líderes locales y ongs señalaron que las personas a bordo del barco-taxi eran una familia que simplemente hacía turismo por la región, que no llevaban ningún arma y que no tenían ninguna relación con el narcotráfico.
Hace unos días el senador estadounidense Patrick Leahy intervino en el Congreso estadounidense para recordar el episodio de la masacre en Ahuas. El senador dijo que más tarde se reveló que el jefe del equipo de la policía hondureña introdujo posteriormente un arma entre las evidencias del caso siguiendo órdenes de sus superiores. “Fue gracias a un informe posterior del Departamento de Justicia y del Departamento de Estado de la Oficina del Inspector General que el Congreso pudo conocer la verdad sobre Ahuas y los otros dos tiroteos mortales”, recordó el senador. Dicho informe, publicado cinco años después de la masacre, recogía que los agentes de la DEA habían jugado un papel central y principal en la operación, que habían ordenado a un ametrallador hondureño que abriera fuego contra el barco-taxi, y que luego habían tratado de ocultar la verdad. “Las repetidas afirmaciones de la DEA de que alguien en el barco había disparado un arma no eran creíbles”, dijo el senador.
#UneNoticias #Internacionales🔵🗣️El senador Patrick Leahy manifiesta que después de 10 años las víctimas de la masacre en el municipio de Ahuas, Gracias a Dios, siguen esperando justicia, luego de que la policía hondureña apoyada por la DEA, fueran los responsables. pic.twitter.com/wmqiGeaJKm
— UNE TV (@UneTvHn) May 12, 2022
“En lugar de asumir la responsabilidad, evaluar sus errores y examinar sus métodos y alianzas con las fuerzas de seguridad hondureñas, los funcionarios de la DEA y del Departamento de Estado obstruyeron las investigaciones estadounidenses y hondureñas del incidente e informaron falsamente a los miembros de Congreso, incluyendo a mi personal, diciendo que los pasajeros del barco habían disparado contra las fuerzas de seguridad. También insistieron en que la DEA no tenía ninguna responsabilidad en la descarga de armas y que sólo había jugado un papel de apoyo y asesoramiento durante la misión”, denunció el senador, afirmando que meses más tarde la DEA continuó con otras operaciones antidroga usando tácticas de campo de batalla.
Si pretendemos creer en la justicia y en la estado de derecho, no podemos permitir que los funcionarios federales tergiversen los hechos y encubrir sus fechorías cuando informan al Congreso. También debemos brindar apoyo a las víctimas de la llamada guerra contra las drogas, no estigmatizarlos y calumniarlos, y examinar el impacto que nuestros enfoque que la interdicción de drogas tiene en zonas como la Moskitia [región donde está Ahuas].