Cada vez más personas cambian la vía de consumo del cannabis y se pasan del fumar al vaporizar, pero aún así el porcentaje de usuarios que usan cannabis en forma vaporizada es mucho menor que el de los fumadores. El porro es la forma más extendida de consumir cannabis en la mayoría de países, solo o mezclado con tabaco, pero esta forma de consumo conlleva varios riesgos extra para la salud que no son propios del cannabis sino que se producen con la combustión. Además de producir más riesgos la combustión desaprovecha parte del producto.
Fumar cannabis (o sea, quemarlo en porro, pipa o bong) provoca que por un lado se pierden algunos cannabinoides y terpenos, y por otro se generan más productos tóxicos: alquitranes, metales pesados, monóxido de carbono y otras sustancias tóxicas que son responsables de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diversos cánceres. Muchos de estos productos tóxicos son los mismo que se producen con la combustión del tabaco.
La diferencia fundamental entre vaporizar el cannabis o fumarlo es la temperatura a la que se calienta el material vegetal. Entre los 157ºC y los 220º C el cannabis se vaporiza, mientras que a partir de los 230º C el cannabis combustiona (se quema), alcanzando temperaturas de hasta 600º C. Las temperaturas elevadas son las que producen la liberación de la mayoría de sustancias tóxicas.
Además de reducir notablemente los riesgos, la vaporización tiene la ventaja de aprovechar más el cannabis. Las temperaturas de vaporización (entre 160º C y 220º C) son suficientes para liberar los cannabinoides de la plata sin destruirlos por un exceso de calor. Esto hace que sea necesario una menor cantidad de cannabis para tener los mismos efectos que si se quemaran en un porro o en una pipa.
El cannabis vaporizado se aprovecha más y permite ahorrar económicamente, pero para vaporizar son necesarios aparatos de vaporización que requieren una pequeña o mediana inversión inicial. A la larga la inversión puede salir muy a cuenta, además de por reducir los riesgos sobre la salud, por la reducción del gasto que supone la vaporización
Este artículo es una adaptación de los materiales publicados por el proyecto de reducción de riesgos RdRcannabis, que depende de la Subdirección General de Drogodependencias, y de la Agencia de Salud Pública de Cataluña. RdRcannabis trabaja en la elaboración de campañas que “sean útiles para las personas”, y que huyan de “paternalismos y moralinas” dicen desde la web.