El 2 de junio del presente año se llevaron a cabo elecciones en México para presidente, ocho gobernaturas estatales y la Ciudad de México, así como varias diputaciones, senadurías y alcaldías. La victoria del partido tirado a la izquierda, Morena, fue contundente, consiguiendo el doble de votos que la coalición derechista. México tendrá su primera mandataria en la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. También ganaron siete gobernaturas, la Ciudad de México y la mayoría de diputados y senadores, lo cual les podría permitir hacer cambios constitucionales, como reformar el poder judicial para que los jueces sean elegidos por votación; este poder se encuentra muy viciado y lleno de corrupción y, frecuentemente, dejan libres a delincuentes y narcotraficantes. Las propuestas principales son: blindar los programas sociales, proteger el salario mínimo y los derechos humanos, reconocer a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos. Hay otras también, como reducir la jornada laboral a cuarenta horas semanales, legalizar el aborto y, por qué no, legalizar de una maldita vez el cannabis.
Claudia Sheinbaum ganó con más de treinta y cinco millones de votos (59% del voto), rompiendo récord. Es el momento de presionar al nuevo gobierno para que se legalice la marihuana. Cáñamo habló en exclusiva con Polo Manzanares, coordinador nacional y fundador de Morennabis (facción cannábica prolegalización de Morena), quien nos explicó la lucha por la legalización dentro del movimiento de la Cuarta Transformación (4T).
“Morennabis surge como un espacio de resistencia y militancia dentro de la 4T, bajo la premisa de que antes no podíamos reunirnos para buscar el cambio de nuestro país a través de un movimiento progresista. Este espacio ha servido para luchar por una despenalización legal y social del cannabis en todos sus rubros, teniendo firmeza en la soberanía cannábica y la justicia reivindicativa, pero también para poder luchar contra cualquier forma de discriminación y opresión y tener una oportunidad real de poder intervenir de manera distinta en los asuntos públicos, que los que somos prietos, los mariguanos y los que no gozamos de influencias políticas podamos ser protagonistas en la construcción de nuestra nueva realidad”, refiere acerca del origen de esta organización cannábica.
Sheinbaum ha admitido que en alguna ocasión fumó marihuana, y se opone a cualquier tipo de prohibición: “La presidenta electa es fundadora del movimiento de regeneración nacional, el mismo que desde su fundación en el 2014 ha establecido como bandera un principio que compartimos de manera férrea, la lucha contra cualquier forma de opresión, y eso engloba, sin lugar a dudas, no solo a los consumidores de cannabis, que son abusados a diario por una Policía que aún carga con años de abandono neoliberal para su profesionalización, sino también a personas que buscan un tratamiento para su enfermedad y no pueden acceder a él si no es mediante el privilegio de una solvencia económica que les permita contratar una asesoría legal. Todos podemos comprobar por su trayectoria que Claudia Sheinbaum ha luchado por las causas justas”, continúa Polo.
Aunque desde Morennabis esperan que una de esas causas sea la legalización, siguen luchando para legalizar la marihuana: “Entre las actividades que venimos realizando se encuentra desde hace tiempo una campaña nacional de asesoría, de acompañamiento gratuito en el trámite de la licencia sanitaria de autoconsumo de cannabis expedida por Cofrepris mediante orden judicial, esto con el objeto de no ser víctimas de abusos de autoridad. También hemos llegado a acuerdos escritos con legisladores para impulsar, al menos en lo informativo, el debate del tema, así como fumatones a lo largo del territorio nacional como acción social para demostrar que el consumo de cannabis no está ligado a ninguna conducta antisocial”, nos explica Polo.
En cuanto al hecho de que existe una tolerancia pero no una legalización, Polo insiste: “Todo comienza con la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia, donde declara un vicio de inconstitucionalidad debido a la desproporción de la norma que prohibía (o prohíbe) todas las actividades ligadas al cannabis que no sean de carácter científico. Se dio un plazo para superar ese vicio de inconstitucionalidad y, al no hacerse después de ser prorrogado, se emite una declaratoria general de inconstitucionalidad. La Suprema Corte, máximo Tribunal Constitucional en nuestro país, dio la obligación de modificar la normatividad al poder legislativo, que es el que tiene facultades legales para hacer los cambios requeridos. Además, una despenalización en términos reales requiere de condiciones sociales distintas, que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) nunca ha cimentado, aunque sí creemos que hubo ventanas de oportunidad que el presidente pudo y debió abordar”.
Al final, AMLO se mostró conservador en torno al cannabis, en cambio, Claudia Sheinbaum parece que trae una mentalidad diferente, al fin y al cabo es científica, y de ella se espera una mayor tolerancia policíaca, las reformas judiciales pendientes y, teniendo como tiene la mayoría en las cámaras, una legalización comprensiva.