El doctor David Allen preguntaba por qué no incluíamos a Misisipi en nuestros artículos, pero, para ser sinceros, en cuestiones cannábicas no sucede mucho en este estado; de momento, por mucho que Allen aparezca escandalizando en los medios. Misisipi es una tierra misteriosa atravesada por el río del mismo nombre, testigo mudo de increíbles e incontables aventuras tanto ficticias como reales.
Desgraciadamente, se han quedado un poco rezagados en muchos aspectos de la sociedad, entre ellos, la permisividad para fumar marihuana. Pero hay un hombre que está decidido a cambiar el futuro de Misisipi: David Allen. Según sus propias palabras confiadas a este periodista, escribió la iniciativa más radical que jamás se haya propuesto: “Fui liberado de prisión a las 20.23 h, el 10 de febrero de 2011, por cargos de delitos relacionados con la flor de cannabis y consiguiente anulación del jurado. ¡Querían condenarme a treinta y cinco años de prisión! ¡Para flipar! Estuve catorce meses antes de mi juicio en el Centro Correccional del Condado de George. ¡Soy libre, pero muchos otros todavía sufren en prisión! Tameca Drummer está cumpliendo cadena perpetua en la prisión de Misisipi por dos onzas de cannabis”.
La Iniciativa 77 se escribió para poner fin a la guerra contra el cannabis, terminar con todos los arrestos y liberar a los presos cannábicos. “Mi tiempo en prisión y mi experiencia en la semilegalización del cannabis en California fue mi motivación para escribir la Iniciativa 77. Será la mejor iniciativa para cambiar la ley constitucional con respecto al cannabis y anulará todas las leyes anteriores sobre la planta; este espectáculo de mierda que nos imponen los políticos. Una ley de cannabis hecha por políticos permitiría crecer a algunos (corporaciones, pero no ciudadanos) al mismo tiempo que los políticos no liberarían a los prisioneros cannábicos. Si recolectamos suficientes firmas para la Iniciativa 77, estos esfuerzos podrían cambiar la historia y poner fin a la guerra contra las drogas”.
Vamos a desmenuzar un poco esta Iniciativa, que desafortunadamente tiene problemas para juntar esas firmas necesarias para ir a votación.
La Iniciativa de ley 77 despenalizaría la posesión, el uso (por parte de adultos y menores) y el cultivo de cannabis; autorizaría estudios exhaustivos sobre la planta pagados por los impuestos generados por la venta de cannabis; exigiría la liberación de los presos no violentos encarcelados por delitos relacionados con el cannabis y la cancelación de dichas condenas; autorizaría reparaciones para los prisioneros de guerra relacionados con el cannabis. Esto incluiría todos los derivados (hachís, aceite y parafernalia), e iniciaría una base de datos para todas las reparaciones futuras de prisioneros de guerra por cannabis con los impuestos recaudados por esta medida; unos veinte dólares el día de confinamiento para empezar seis meses después de empezar la iniciativa.
Los adultos podrían usar y poseer legalmente todas las formas y cantidades de cannabis (para fumar, vaporizar, comer, etc.). Cualquier excedente de cannabis no utilizado por el cultivador podría usarse como trueque sin pagar impuestos. Las ventas en efectivo del exceso de producto requerirían la tasa impositiva estatal del siete por ciento.
La iniciativa prevé que se pueda fumar cannabis en todas sus presentaciones en cualquier lugar donde se permita fumar tabaco. Los negocios cannábicos o mejor conocidos como dispensarios podrían estar localizados en todos lados: en farmacias, en gasolineras o en cualquier otro negocio legal. Podríamos comprar un cogollo como quien compra una cerveza. También requeriría la creación de ciertas entidades para llevar a cabo las disposiciones de la medida.
“El cannabis es una necesidad nutracéutica y metabólica, y debe estar en la dieta de todos los humanos y animales para ayudar a controlar la homeostasis. Las leyes contra el cannabis han arruinado muchas vidas familiares por usar una flor que tiene tantos beneficios”, refiere el doctor Allen.
En un mundo ideal podríamos considerar esta radical propuesta como normal y fumarnos libremente un porrito en un barco de vapor cannábico impulsado por cáñamo a través del río Misisipi recordando a Huckleberry y los Toms que han habitado en esta tierra. Bueno, ya que estamos imaginando un mundo perfecto, entonces lo idílico sería navegarlo de cabo a rabo, desde el culo de Minnesota hasta Nueva Orleans. El río más largo de Norteamérica fluye en dirección sur a través de diez estados –Minnesota, Wisconsin, Iowa, Misuri, Illinois, Kentucky, Tennessee, Arkansas, Misisipi y Luisiana– hasta desaguar en el golfo de México. Imagínense recorrer en ese barco de vapor 3.734 km bien pachecos. Lástima que la propuesta del doctor Allen no tiene mucho impulso para llegar a la boleta este noviembre. No obstante, reconocemos su lucha para legalizar el cannabis en ese estado que a duras penas cuenta con un nuevo programa medicinal.