En esta ocasión hablaremos de Montana. No hablo de Tony Montana, Joe Montana ni de Hannah Montana. Hablo del cuarto estado más grande de Estados Unidos. Una región que tiene más caballos que humanos, cuya ciudad más poblada, Billings, apenas llega a los cien mil habitantes y cuya capital, Helena, apenas rebasa los veinticinco mil. ¿A quién le importa Montana? Pues ahora a los fumetas y, sobre todo, a los vecinos con leyes prohibicionistas, como Dakota del Norte, que podrán irse de road trip a ponerse como avión porque en sus estados aún hay un desierto cannábico. Montana tiene un territorio vasto, casi del tamaño de España, pero su población total apenas llega al millón de personas. Es atravesado por lo menos por setenta y siete montañas de las rocallosas.
Desde el primer día de este año ya no es ilegal poseer pequeñas cantidades de marihuana para el uso que te plazca. Sin embargo, aún faltan muchas provisiones para que se pueda vender legalmente. Por el momento, no hay donde comprar lúdicamente y es ilegal traértela del estado vecino de Washington, donde florecen tiendas cannábicas. La opción es crecer rápidamente tus plantitas, ya que a partir de ahora se pueden cultivar hasta ocho por casa o cuatro por persona.
La legislación que pasó el pasado noviembre en realidad son dos iniciativas, la 118, que modifica la Constitución estatal, que permite a los legisladores decidir a qué edad van a poder consumir marihuana los adultos, y la 119, que legaliza la venta y posesión de cantidades limitadas de marihuana y pone un veinte por ciento de impuesto en las ventas de la marihuana lúdica, es decir, que no está destinada a fines médicos. También tiene una provisión que permite a la gente que está pugnando una condena por un acto que ya no es ilegal solicitar una nueva sentencia o una conmutación de su castigo. Por último, se prohíbe la publicidad de marihuana y sus productos derivados.
Aunque aún hay cosas que pueden cambiar este año en su Congreso, los mayores de veintiún años pueden poseer y usar hasta una onza de marihuana y ocho gramos de concentrados. Por el momento, solo las personas con una tarjeta médica pueden adquirir mota. Esto no va a cambiar hasta por lo menos el 1 de octubre.
Mientras las leyes estén en proceso de creación y aprobación, la policía tiene que determinar cómo van a acatarlas. Fumar en público no está ni estará permitido, pero las multas ahora son de solo cincuenta dólares. Sin embargo, los policías y los jueces ya se están mostrando reticentes a cumplir con esta ley, pues resulta un poco absurdo hacerla valer. El sheriff del condado de Lewis & Clark (población, sesenta mil habitantes), Leo Dutton, cree que sus oficiales podrán hacer valer la ley si ven a alguien fumando: “Creo que si los vemos y estamos entrenados para saber lo que están consumiendo, los multaremos; el problema viene cuando alguien se queja porque no se puede corroborar que estaban consumiendo la marihuana”. Dutton tampoco tiene claro cuántas plantas debe haber en cada casa y si van a tener que estar ocultas de la vista del público en general. Este año va a ser un poco incierto y tendrán que seguir su criterio para hacer valer las leyes. Lo que sí es fijo es que seguirán arrestando a los que estén manejando bajo la influencia del cannabis. Dutton se mostró molesto porque tendrán que reentrenar a los perros policía para que ya no reaccionen con el olor a yerba.
La legislatura de Montana ya inició el trabajo de armar las reglas y tienen como cuarenta apartados para la marihuana con fines recreativos y medicinales, siendo de los más importantes: cómo se van a gastar todo el dinero que van a generar y a dónde se van a destinar los recursos. El estado necesita urgentemente estas entradas monetarias. Algunos estudios estiman las ganancias hasta en cincuenta millones de dólares al año; la Universidad de Montana, en su sección de economía y negocios, calcula unos cuarenta y tres millones.
Lo interesante de visitar Montana son las montañas, valga la redundancia, por algo el estado se llama de esa manera: armarse de unos buenos porritos y adentrarse en la naturaleza. En la parte sudoeste del estado empieza o termina, depende del punto de vista, el famoso parque nacional de Yellowstone, donde nada más de pensar fumarme unos porros ahí se me enchina la piel.
Tal vez Montana no tenga muchos visitantes, y menos ahora con las restricciones provocadas por la pandemia. Pero esta es una gran victoria para los habitantes del estado, ya que cuando todo esté listo en un año para el comercio normal de productos cannábicos, será esta planta la que reactive y salve la economía no solo del estado, sino de todo el continente.