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Marcha mundial y COVID. Editorial #270

La covid-19 ha impedido que la Marcha Mundial de la Marihuana se celebrase por las calles de Madrid como venía haciéndose desde hace más de veinte años. La MMM es una celebración a la que se unen miles de manifestaciones en todos los rincones del mundo.

Para no dejar pasar fecha tan señera ni renunciar a mostrar la necesidad de una regulación integral del uso del cannabis se organizó el evento por las redes sociales con el lema “Este año en todo el planeta la Global Marijuana March pasa por tu casa”. Así fue como en una iniciativa coordinada internacionalmente activistas y divulgadores de diferentes países hicieron visible desde sus hogares el rechazo a las actuales leyes a lo largo de doce horas en las que no faltaron actuaciones musicales.

Mientras, los clubes cannábicos (CSC), en el limbo jurídico, no dejan de insistir para que se les reconozca como servicios esenciales durante el estado de alarma impuesto por la crisis de la pandemia. Fue una asociación de la Garriga,  Barcelona, la primera en pedir este reconocimiento a las administraciones. Ha contado con el aval del Ayuntamiento para hacer llegar su petición al Ministerio de Sanidad, pasando por la Generalitat de Cataluña. Se apela no solo al papel de servicio esencial para la sociedad sino también a los derechos fundamentales de asociación y reunión recordando el deber del Estado de proteger a los consumidores. En seguida se añadieron otras organizaciones de Madrid y Navarra.

Al no estar reguladas ni reconocidas en ninguna categoría profesional y no estar expresamente citadas en ninguna ordenanza, cada asociación tiene una opinión diferente. Unos no han hecho caso del estado de alarma y se han arriesgado al cierre y a una multa por creer que eran estancos de “verde” y tenían vía libre, otros piensan que ya pueden abrir en fase 0 convencidos de que, si los restaurantes pueden dispensar comida para llevar, los clubs pueden hacer lo mismo: dispensar cannabis a sus socios con cita previa disponiendo de todas las medidas de desinfección y prevención necesarias. Otros han creído más seguro hacerlo en fase 1 donde las reuniones de diez personas son consentidas mientras se guarden las distancias necesarias;  los mas solventes y conservadores creen que es mejor esperar a la fase 2 cuando se admitan actos culturales.

Como cualquier actividad económica, el cierre ha puesto en apuros a muchos CSC, lo que apremia a la apertura. Ante esta necesidad se ha publicado la Guía de Buenas Prácticas para el desconfinamiento de los CSC. La guía ha sido elaborada por la Confederación de Federaciones de Asociaciones Cannábicas y señala el camino a seguir. Si se demuestra haber puesto en práctica todas las medidas para la seguridad sanitaria recogidas en esta guía, las negociaciones con la Administración posibilitan la apertura en fase 1.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #270

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