El hidrógeno y el flúor son dos elementos muy diferentes. En su forma natural, uno es un gas inflamable responsable de la fusión nuclear del sol, y el otro es un gas amarillento altamente reactivo y tóxico. Sin embargo, cuando forman parte de una molécula, tienen propiedades similares: ambos son de un tamaño y electronegatividad parecidos.
Esto significa que se pueden sustituir, y la molécula en cuestión acostumbra a retener características similares. Así pues, ¿qué pasa si a la anfetamina, metanfetamina y etanfetamina se les cambia el mismo átomo de hidrógeno por uno de flúor? Exploremos la 4-fluoroanfetamina (4-FA), 4-fluorometanfetamina (4-FMA) y la 4-fluoroetanfetamina (4-FEA).
Los tres compuestos pertenecen a la familia de las fenetilaminas, de la cual también son miembros la anfetamina y el MDMA. De la 4-FA ya se habló en un artículo previo que apareció en el número 223 de esta revista. Se describió por primera vez en un trabajo científico de 1975 y apareció en el mercado gris alrededor del 2003. Se categoriza como nueva sustancia psicoactiva (NPS, siglas por su nombre en inglés, new psychoactive substances), ya que hace poco que se usa de forma recreativa y existe poca información sobre sus efectos a largo plazo. Es un estimulante empatógeno que provoca euforia, empatía, mejora en la concentración, estimulación, sociabilidad, aumento de la autoestima, etc. Una dosis baja está entre 40 y 80 miligramos, entre 80 y 120 es una dosis normal y más de 120 miligramos es una dosis fuerte. Cuanto más alta la dosis, más pronunciados son los efectos secundarios, tales como una reducción en el apetito y sueño y un incremento en el ritmo cardíaco, sudoración y deshidratación.
Los efectos empatógenos, parecidos a los del MDMA, duran unas 3 o 4 horas y dan paso a una estimulación más parecida a la de la anfetamina durante las siguientes 5 o 6 horas. Más allá, el bajón es más gradual y sutil, y no parece ser tan fuerte como el del MDMA. Eso no quiere decir que sea más o menos dañino que el éxtasis, ya que la falta de efectos negativos no tiene por qué ser indicador de una ausencia de toxicidad. De hecho, una de las razones citadas como respaldo para la prohibición de la 4-FA en Holanda es un estudio llevado a cabo por Trimbos, una organización holandesa, que describe problemas de hemorragias cerebrales y cardíacos. Sin embargo, dicho estudio sigue sin publicarse, meses después de que la ley entrara en vigor. La 4-FA está prohibida en varios países europeos y en China, por lo que cada vez es más difícil de encontrar.
Por esa razón, se empieza a despertar el interés por la 4-FMA, un análogo fluorado de la metanfetamina. Apareció por primera vez en el 2008, pero no ha tenido la misma popularidad que su análogo (4-FA). Esto seguramente se debe a que sus efectos son más estimulantes que empatógenos, y por lo tanto no se acerca tanto al MDMA. De hecho, los efectos descritos se aproximan más a los de la metanfetamina. No obstante, después de la prohibición de la 4-FA en Holanda hay más gente en foros que reporta consumirla, quizás porque por el momento es legal y fácil de obtener. Es más potente que la 4-FA, siendo una dosis ligera de 25 a 50 miligramos, una dosis común de 50 a 75 mg y una dosis fuerte más de 75 mg. Parece que tiene un margen de seguridad (diferencia entre una dosis recreativa y una dosis peligrosa) menor que la 4-FA. Se desconoce si es más o menos tóxica, pero los usuarios reportan más incidencias de dolores de cabeza al consumirla. A lo largo de la historia ha habido otros compuestos que se han vendido y consumido como sustituto al MDMA, como la PMMA o benzilpiperazina, que indudablemente son mucho más peligrosos; comparativamente, la 4-FMA no parece presentar los mismos problemas a corto plazo. La 4-FA tampoco parecía presentarlos, pero ahora que está prohibida en gran parte de los países de Europa, será difícil averiguar hasta qué punto presenta un gran peligro para los usuarios que la consumen. Están aún por ver los riesgos de su sucesor, pero esperemos no haber huido del fuego para caer en las brasas. Cuando la 4-FMA se prohíba, seguramente veremos un incremento en la popularidad del siguiente análogo y el de más reciente aparición: la 4-FEA.
La 4-FEA es quizás la más enigmática de las tres. Es un análogo de la etanfetamina, un compuesto que es aproximadamente un 70% menos potente que la anfetamina pero con efectos parecidos a esta. Apareció por primera vez hace poco, en julio del 2016, y actualmente no está controlado específicamente en ningún país. Es interesante destacar el hecho de que los tres compuestos se sintetizan a base del mismo precursor, y que a medida que se prohíbe cada compuesto, lo lógico para un productor con kilos de precursor es pasarse al siguiente análogo. Podemos asumir que la dosis de 4-FEA comparada con los otros dos análogos fluorados habrá de ser mayor, pero que los efectos serán más parecidos a la 4-FA que a la 4-FMA. Una dosis mayor tiende a complicar las cosas a nivel de seguridad, y no sería extraño que en un futuro cercano, a medida que incremente el consumo de 4-FEA, veamos más efectos secundarios relacionados con la sustancia. De momento, los efectos reportados en foros son pocos, pero hablan de dosis bastante grandes, más de 100 miligramos, y efectos poco estimulantes y bastante empatógenos. El que se aventure a probarla, que vaya con cuidado: pisa territorio desconocido y debería empezar con dosis muy bajas e ir subiendo muy gradualmente. Un usuario en concreto empieza con medio miligramo, y en subsecuentes tomas separadas por semanas lentamente sube hasta 180 mg.
El siguiente paso en la secuencia de compuestos sería la 4-FPA, o 4-fluoropropilanfetamina. Sin embargo, este compuesto seguramente no sería casi activo, ya que la propilanfetamina es mucho menos potente que la anfetamina. Seguramente, cuando se prohíba la 4-FEA, los químicos clandestinos que sintetizan estos compuestos explorarán otras vías de modificación de sustancias. Mi teoría es que en los próximos años veremos la 3-fluoroetanfetamina, 3,4-difluoroanfetamina o algún compuesto parecido. Es un misterio saber cuál será el siguiente miembro de está familia.