Aunque ha habido una reducción en el número de sustancias nuevas reportadas por la European Monitoring Centre for Drugs and Drug Adiction (EMCDDA) (entidad europea de supervisión del uso de drogas), no han dejado de aparecer compuestos nuevos. Uno de estos, la bk-EBDP, se está detectando cada vez más a menudo en muestras vendidas como MDMA. También conocida como n-etil-pentilona o efilona, es un compuesto con efectos impredecibles, opiniones muy variadas sobre su dosificación y varias muertes ya relacionadas con él. Estas calidades y la baja disponibilidad de información sobre la bk-EBDP hacen de él un compuesto difícil de describir.
Como pasa con muchas otras NPS, la primera mención de la efilona es en una patente antigua (de 1967), donde la farmacéutica Boehringer Ingelheim plantea su posible utilidad para tratar la depresión. Casi cincuenta años después, fuentes desconocidas redescubren el compuesto, lo sintetizan a gran escala e intentan comercializarlo en los mercados grises. A finales del 2015 aparece la primera mención en internet de un usuario, un foro en el que “roi” y otros usuarios especulan sobre posibles efectos de la sustancia en relación con otras NPS parecidas. La bk-EBDP pertenece a la familia de las catinonas sintéticas, y su estructura es ligeramente parecida a la del MDMA y la metilona. La discusión no da para mucho, pero pronto empiezan a emerger descripciones muy distintas de los efectos y dosis consumidas. Algunos usuarios hablan de dosis de 10 mg que producen euforia, estimulación, incremento en la sociabilidad y una duración de 12 h, mientras que otros usuarios afirman que dosis de cientos de miligramos producen los mismos efectos y duración. A su vez, hay usuarios que no sienten efectos notables tomando dosis de hasta 50 mg, y otros que comentan notar efectos secundarios desagradables (vasoconstricción, hipertermia, paranoias) con dosis de apenas 100 mg.
Además de la alta variabilidad de efectos y dosis descritas, la efilona se encuentra de todas las formas y colores imaginables (polvo, cristal, roca, azul, rosa, amarillo, etc.). Una posible explicación para estas irregularidades es que haya mucha variabilidad según el lote. Puede ser que haya varios compuestos, cada uno con su dosis y efectos particulares, que se vendan bajo el mismo nombre de bk-EBDP. También puede ser que la pureza sea irregular, siendo algunas tandas muy puras y otras muy impuras. De las cinco muestras que entraron en Energy Control como efilona, cuatro eran la sustancia esperada, y solo una no era efilona. Debido a la pequeña cantidad de muestras entradas como bk-EBDP, no hay manera fácil de comprobar la validez de nuestra hipótesis.
Normalmente, los usuarios evitan sustancias así de imprevisibles y, al bajar las ventas, baja también la producción. Estas sustancias suelen desaparecer de la venta y caen en el olvido. Por alguna razón, con la bk-EBDP no fue así. Aunque sigue sin haber un consenso sobre el rango de dosis óptimo o sobre los efectos que produce esta sustancia, muchos vendedores de NPS la siguen ofreciendo, a menudo a precios tan bajos como seis euros el gramo. Además, no solo se detecta cada vez con más frecuencia en incautaciones (por ejemplo, el cincuenta y cuatro por ciento de las incautaciones de catinonas en Estados Unidos en el 2017 eran efilona), sino que se han reportado decenas de intoxicaciones e incluso muertes en el Reino Unido, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Estados Unidos.
La mayoría de estas intoxicaciones no parecen ser resultado de una ingesta deliberada, sino de pastillas y polvo/rocas compradas como MDMA que resultan ser bk-EBDP. Parece ser un fenómeno mundial, ya que se ha detectado en varios continentes. Por ejemplo, en las islas Baleares se han detectado unas pastillas con la forma y el logo del escudo de Ferrari que en vez de MDMA contienen bk-EBDP. EcstasyData, un colectivo americano, avisa que de las treinta y seis muestras detectadas de bk-EBDP, veintiocho fueron vendidas como MDMA. De las muestras de MDMA analizadas en Nueva Zelanda, un veinticinco por ciento contienen una NPS, casi siempre bk-EBDP. En varios festivales en el Reino Unido también se ha detectado bk-EBDP vendido como MDMA. Es un fenómeno extraño, sobre todo teniendo en cuenta la actual situación global del MDMA; desde que alguien descubrió que el MDMA se podía sintetizar a partir de precursores baratos y no controlados procedentes de Asia, hay mucha disponibilidad del compuesto y la pureza media lleva años incrementando. No obstante, cabe la posibilidad de que el bajo precio y la situación legal de la bk-EBDP (en la mayoría de los países aún no está prohibido) hacen que sea un compuesto más atractivo para vender por distribuidores sin escrúpulos.
Una dosis típica de MDMA oscila entre 80 y 120 mg, mientras que las mismas cantidades de efilona han mandado a varias personas al hospital. No es difícil darse cuenta del problema que este fenómeno puede causar, y de lo importante que es intentar encontrar una solución. El poder analizar una sustancia antes de consumirla permite al usuario evitar tomar algo indeseado. Por eso es crucial facilitar el acceso a servicios de análisis como los que ofrecen The Loop, EcstasyData, Energy Control, etc. Tampoco estaría de más examinar el clima legal y político que fomenta la venta de un compuesto muy nuevo y con efectos desconocidos, antes que la venta de un compuesto con décadas de investigación y unos efectos y dosis bien conocidas. Aunque la política no es el tema de esta columna, no podemos dejar de señalar que esta circunstancia apunta a que la política sobre drogas se puede mejorar.