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La clave para lograr una buena cosecha es que las plantas estén sanas y vigorosas. Además, es esencial que la genética de la variedad le permita ser productiva; algunas variedades no son muy productivas y nada de lo que haga el cultivador cambiará esto. En esos casos puede ser necesario aumentar el número de plantas por metro cuadrado para que la cosecha sea abundante. Mi consejo siempre es combinar distintas variedades en exterior, de modo que si alguna no va bien por el clima o las condiciones concretas del lugar, al menos las otras salven la cosecha. La variedad de efectos y sabores siempre es apreciada por los autocultivadores que prefieren no tener que fumar todo el año lo mismo.
Los nutrientes esenciales
"Aplicaremos fertilizante completo con NPK y microelementos al menos dos o tres veces por semana"
En líneas generales, el nitrógeno es esencial para el desarrollo de hojas y ramas, así como para la producción de clorofila, el pigmento que permite a las plantas absorber la energía solar. El fósforo desempeña un papel crucial en el desarrollo de las raíces y las flores, por lo que es especialmente importante durante las primeras etapas de crecimiento y la fase de floración. El potasio ejerce un papel vital en el sistema respiratorio, la absorción de agua, el sistema inmunológico de las plantas y la formación de semillas. Los nutrientes secundarios y los microelementos también desempeñan diversas funciones, pero, debido a que se requieren en cantidades mucho menores, el uso de un fertilizante que los contenga es suficiente para evitar deficiencias.
El cultivo en macetas requiere la aplicación regular de un fertilizante líquido que se disuelva en el agua de riego. Si consideramos que existen ejemplos exitosos de cosechas utilizando diversas marcas reconocidas de fertilizantes, podemos llegar a una conclusión: la proporción de nutrientes aplicada en cada etapa del desarrollo de las plantas tiene una importancia relativa. En otras palabras, es posible obtener buenas cosechas con cualquier fertilizante, siempre y cuando se utilice correctamente.
Consejos para fertilizar sin riesgos
"El pH del suelo y del agua de riego nunca debe ser inferior a 5,5 ni superior a 6,5, ya que ciertos nutrientes se bloquean y las raíces se debilitan"
El éxito de un cultivo de cannabis depende más del entorno en el que crecen las plantas que de los nutrientes presentes en el fertilizante. Esto no significa que el nitrógeno o el fósforo no sean importantes, pero de nada sirven si las raíces están constantemente encharcadas, el pH del agua no es adecuado o las macetas se sobrecalientan bajo el sol.
Realizaremos al menos dos o tres aplicaciones de fertilizante completo con NPK y microelementos cada semana desde que las plantas son jóvenes. Utilizaremos agua con baja concentración de sales, pero, si no es posible, regaremos generosamente hasta que salga por los agujeros de drenaje para evitar la acumulación de sales en el sustrato. Siempre ajustaremos el pH después de agregar todos los fertilizantes y aditivos.
El pH del suelo y del agua de riego nunca debe ser inferior a 5,5 ni superior a 6,5, ya que ciertos nutrientes se bloquean y las raíces se debilitan. Evitaremos regar con agua que contenga altas concentraciones de sales, ya que tienden a acumularse en el sustrato y a afectar a la absorción de nutrientes. Por lo general, cualquier agua con una conductividad eléctrica (EC) superior a 1 mS no es adecuada para el cultivo, aunque lo ideal es que no supere los 0,5 mS. Si el agua disponible es demasiado salina, podemos reducir su salinidad mezclándola con agua de lluvia o agua de ósmosis.
Durante la etapa de crecimiento y al comienzo de la floración, las plantas pueden almacenar nutrientes para utilizarlos más adelante. Estas reservas les permiten tener acceso a una mayor cantidad de alimento de lo que su sistema de raíces puede absorber cuando lo necesitan. Por ejemplo, durante el pico de floración, la producción de flores y resina es tan intensa que la planta canaliza la mayor parte de su energía en esta tarea, y el sistema de raíces no puede trabajar al máximo de su capacidad. En este caso, utiliza sus reservas nutritivas para satisfacer sus necesidades adicionales.
Suplementos y aditivos en el cultivo de cannabis
La amplia variedad de productos disponibles para el cultivo que no se limitan estrictamente a los fertilizantes se pueden agrupar en tres categorías principales:
- Microorganismos beneficiosos: micorrizas, bacterias y Lactobacillus. Estos microorganismos mantienen un equilibrio saludable en el ecosistema de las raíces y estimulan el sistema inmunitario de las plantas. Es recomendable utilizarlos especialmente durante la fase de crecimiento para establecer una población estable antes de la floración.
- Nutrientes complejos: aminoácidos y carbohidratos. Estos materiales orgánicos pueden ser absorbidos directamente por las plantas en lugar de tener que ser sintetizados. Ayudan a acelerar el metabolismo y resultan especialmente útiles durante las etapas tempranas y el pico de la floración. Además, estimulan el desarrollo de microorganismos beneficiosos en el suelo.
- Estimuladores y catalizadores: enzimas y hormonas. Las enzimas facilitan la descomposición de la materia orgánica muerta, liberando nutrientes y estimulando el crecimiento. Pueden aplicarse durante todo el ciclo de cultivo, incluso en las últimas semanas antes de la cosecha, cuando se han dejado de aplicar fertilizantes. Por otro lado, las fitohormonas pueden acelerar o potenciar el crecimiento y la floración de las plantas; por ejemplo, el triacontanol, un compuesto extraído de la harina de alfalfa, actúa como regulador del crecimiento, potenciando la actividad fotosintética de las plantas. Algunos productos para engordar los cogollos contienen altas dosis de fósforo, potasio y triacontanol.
Es importante tener en cuenta que la utilización de suplementos y aditivos debe realizarse de manera adecuada, siguiendo las instrucciones del fabricante y ajustándolos a las necesidades específicas de cada cultivo.