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Canetti: Briznas

Nacido en Bulgaria (1905), fallecido en Suiza (1994), residente en Viena, Berlín, Londres, este escritor de lengua alemana y origen sefardí se sentía “un español de los de antes, un compuesto de La Celestina, Cervantes, Quevedo”. Para no sucumbir a la extenuante elaboración de Masa y poder (1960), comenzó a cultivar el aforismo. Sus Apuntes (1942-1993) son verdaderos ejercicios de tiro al blanco, prácticas de puntería intelectual, no desprovistas de cierto humor budista. Cuando dan en la diana, iluminan el fondo de las cosas. Profeta a regañadientes, recibió el Nobel en 1981.

De todas las religiones del hombre, la guerra es la más tenaz. (1942)

Solo los hombres pueden salvarse unos a otros. Por eso Dios se disfraza de hombre. (1943)

Lo más difícil será no odiarse a uno mismo, no sucumbir al odio, pese a que todo está lleno de odio; no odiarse sin motivo, ser justo con uno mismo como con los demás. (1943)

Nunca se está lo bastante triste para mejorar el mundo. Enseguida se vuelve a sentir hambre. (1943)

Es curioso, y a la vez preocupante, que, después de dos mil años, la cuestión ética fundamental siga siendo la misma; lo único que ocurre es que se ha hecho más urgente, y quien hoy en día dice “amaos los unos a los otros”, sabe que ya no queda mucho tiempo para ello. (1944)

Solo el incrédulo tiene derecho al milagro. (1954)

Mientras siga habiendo alguien en el mundo que no tenga ningún poder, no puedo desesperar del todo. (1956)

Hablar como si fuese la última frase que nos dejaran decir. (1957)

También debes leer a tus contemporáneos. Uno no puede alimentarse solo de raíces. (1960)

La pregunta sería qué puede hacerse si no se está dispuesto a arriesgar inmediatamente lo que se ha hecho por algo mejor. (1965)

El mayor esfuerzo de la vida es no acostumbrarse a la muerte. (1967)

Lo esperanzador de todo sistema: lo que queda excluido de él. (1968)

Escóndete; si no, no te enterarás de nada. (1969)

No hay dolor que no pueda ser superado por otro dolor; lo único infinito es el dolor. (1971)

Cada cual tiene que enfrentarse de forma totalmente nueva a la muerte. Aquí no hay normativa alguna que pueda adoptarse. (1976)

El más terrible de todos los destinos: ponerse de moda antes de morir. (1979)

Ningún poema puede ser la verdadera imagen de nuestro mundo. La verdadera, la aterradora imagen de nuestro mundo es el periódico. (1980)

No se sabe nada, pero se coquetea con ello hasta dar la impresión de que se tiene una gran sabiduría oculta. (1980)

No sabe nada. Pero eso lo sabe cada vez mejor. (1981)

Hombres tan tontos que ya solo pueden negociar. (1981)

Lo importante no es cuán nueva sea una idea; lo importante es cuán nueva llegue a ser. (1981)

Para estar hoy aquí, se necesita el conocimiento íntimo de épocas muy distintas. (1982)

Descubrir pueblos, lo que se deben unos a otros. Fiestas de endeudamiento. (1982)

Desde que el peligro está tan cerca, la queja le resulta odiosa. (1983)

¿Se puede aún inventar algo que no nos inspire miedo? (1983)

Estás de luto por los idiomas moribundos, por los animales moribundos, por la Tierra moribunda. (1984)

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #309

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